Lᥲ Cιᥙdᥲd dᥱ Lᥙz

Capitulo IV

Mi alarma sonó a las siete de la mañana, busqué el teléfono sin abrir los ojos y la apagué. Me di la vuelta en la cama y me tapé con las sábanas hasta la cabeza.

-¿Por qué tuvimos que ir de fiesta un domingo? -pregunté de mal humor.

Me levanté y fui directamente al baño, me miré al espejo y pude apreciar que había restos de maquillaje y tenía el pelo sucio. De mala gana saqué la ropa para hoy y una toalla y me metí a la ducha. Dejé que el agua corriera por mi cuerpo un rato antes de seguir.

Al ya estar lista, fui a la cocina a hacerme un café y una tostada, dejando la mochila en la silla de al lado.

-Buenos días, cielo -mi madre había entrado a la cocina.

-Buenos días, mami -saludé y le señalé la taza-. ¿Quieres café?

Asintió por lo que se lo preparé mientras comía, después se lo pasé y me senté a su lado.

-¿Qué tal la fiesta anoche? -preguntó tomando un sorbo de su taza.

-Me...me lo pasé bastante bien -sentí como mis mejillas ardían pensando en lo que pasó anoche.

-¿Alguna novedad? -volvió a preguntar observando mi reacción-. Algo ha pasado, ¿no?

-Me besé con alguien que no sabía que me gustaba, bueno tal vez lo supiera un poco -comenté-. Aunque no sé si se arrepiente porque...

-Bebió, ¿no es así? ¿Tú también? ¿Tuviste cuidado?

-Sí, mamá, no te preocupes, todos estamos bien y no hicimos nada raro.

-No te preocupes por eso, seguro que a Sebastián también le gustas -dijo con una sonrisa.

-Sí...Sebastián -miré el reloj-. Me tengo que ir a clase, nos vemos.

Le di un beso en la mejilla y salí de allí con la mochila en la mano, una vez en la calle me la puse bien y vi a Sebastián caminando lentamente.

-Cuánto ánimo veo -reí negando con la cabeza-. ¿Estás bien?

-Cállate, Alizah -suspiró Sebastián llegando a mi lado-. Ana me tuvo hablando hasta las seis de la mañana.

-Pero si te levantas a las siete.

-Exacto -se puso de rodillas mirando al suelo-. Quiero dormir.

-Tienes suerte de que no haya mucha gente a estas horas, sino te hubiera dejado ahí solo -le ayudé a levantarse y seguimos caminando-. Podrías haber dejado de hablar sin más.

-¡Estás loca! -exclamó mirándome con los ojos abiertos-. Entonces no me hablaría y tendría que arrastrarme pidiendo perdón.

-Entonces preferiste no dormir, sabia decisión.

No volvimos a hablar durante el camino al instituto, a veces parecía que se dormiría de pie.

Al llegar en la puerta se encontraban Aarik y Ezra que hablaban con Cristina y Rosa, esta última parecía que no se encontraba bien.

-Vas con ese, ¿no? -preguntó Sebastián mirando en la misma dirección que yo.

-¿Por qué te cae tan mal? -pregunté.

-No importa -caminó para entrar pero se dio la vuelta-. Por cierto, ¿te besaste con mi hermana?

-¿Qué?

-¿No lo has visto? -suspiró-. Han pasado el vídeo de vosotras mientras os besabais en el baño de la fiesta. No me preguntes quién fue el primero que lo mandó porque ahora todo el mundo lo pasa. Nos vemos.