Capitulo V

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Los exámenes por fin terminaron y las vacaciones de Navidad habían llegado y con ellas las notas finales del primer trimestre. En ese tiempo todos habíamos ido juntos a clase y nos acompañábamos a casa, pero nada pasó.

-Ya tengo mis notas -avisé cuando entré en la casa.

Vi a mi padre en la cocina, hoy no trabajaba por lo que podría enseñarle antes las notas, subí a mi cuarto para dejar mis cosas y bajé rápidamente para enseñarle.

-¿Has aprobado todo? -preguntó limpiando sus manos con una servilleta.

-Sí, Griego y Latín son mis mejores notas -sonreí orgullosa.

Latín y Griego eran mis asignaturas favoritas y había estudiado mucho más para ellas. Todas las notas son sobre 10. Agarró el papel y las observó atentamente junto a lo que decían los profesores de mi.

-En todo un seis menos en Latín y Griego que has sacado un ocho -asintió con una sonrisa.

-Ha sido la mejor nota en esas dos asignaturas. Voy a mandarles una foto a mis amigos.

-También los profesores están contentos, he hecho bien en hacer un bizcocho -me revolvió el pelo-. Avisa a Lucía para que venga a comer, esto ya está.

Fui a mi cuarto y le hice una foto a mis notas para mandarlas al grupo. Ellos ya lo habían mandado. Ana Sousa, Liana y Cristina Gómez, todo aprobado menos una, Sebastián Gómez, Ezra Pastor y Aarik Durán, todo aprobado. Rosa García, sin embargo, había suspendido tres. Nos felicitamos y animamos y luego me dirigí a la habitación de Lucía.

Al entrar vi que estaba recogiendo su mochila entonces carraspeé para llamar su atención. Me miró y sonrió.

-Ya vamos a comer, Lulu -le dije devolviéndole la sonrisa.

-Esta noche vamos a comer mucho -rió a lo que asentí-. Y mañana abriré mis regalos.

-¿Te has portado bien este año? -pregunté acercándome para agarrar su mano y bajar.

-¡Sí! -exclamó con alegría bajando las escaleras mientras se sujetaba a mí-. Y también he aprobado todo.

-Esa es mi chica.

Ese día por la noche haríamos la cena familiar de Navidad y al día siguiente por la mañana abriríamos los regalos. Antes de que volviera mi madre del trabajo, Liana me llamó por teléfono.

-¿Podrías venir a hablar con Sebastián? -preguntó para después suspirar-. Ana se fue a celebrar la Navidad con sus abuelos y él no nos deja entrar en su cuarto ni a Cristina ni a mí.

-No sé si podré hacer algo pero lo intentaré, nos vemos en unos minutos.

Avisé a mi padre de que saldría un rato y fui rápidamente a la casa de los Gómez.

Liana y Cristina ya me esperaban en la puerta y me dejaron entrar enseguida. Hacía mucho frío y me froté las manos para entrar en calor, con la prisa no había agarrado mi chaqueta y llevaba una sudadera fina.

-Está en su cuarto todavía -comentó Cristina-. Echó el pestillo y no nos deja entrar.

Cristina parecía un poco triste y daba la sensación de que era por algo más que lo de su hermano.

-Tal vez tú, que siempre le sacas una sonrisa, puedas hacer algo -Liana puso su mano en mi hombro.

Subimos y me quedé delante de la puerta, llamé y no hubo respuesta. Entonces volví a tocar.

-¿Rubito? -le llamé a través de la puerta-. Déjame entrar, soy Alizah.

-No -respondió con una voz débil-. Idos.

Lᥲ Cιᥙdᥲd dᥱ LᥙzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora