Capitulo 38

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La enfermera estaba terminando de chequear que todo estuviera en orden con los sueros y los equipos a los que Camila estaba conectada para ser monitores da cuando una rubia entro a la habitación haciendo asustar un poco a la enfermera que al final se rió por los nervios

-Lo siento- se disculpó

-No te preocupes, no te vi entrar y me tomaste por sorpresa- dijo amable- ¿vas a cuidar de la señorita Cabello? he venido a ver si todo estaba bien y no me he encontrado a nadie acompñandola

-Están todos en la cafetería- le sonrió- he venido a reemplazarlos hasta que terminen

-Esta bien, cualquier cosa no dudes en pulsar el botón verde del control remoto y yo vendré - la enfermera termino de colocar en orden todas sus cosas y sin mas se fue empujando su carrito que consistía en una pequeña esa muy alta con tres ruedas y un monitor en la aparte superior de la mesita donde siempre tomaba los signos vitales

La rubia vio como Camila dormía tranquilamente con sus cabellos revueltos sobre la almohada y su boca ligeramente entre abierta, soltó una pequeña risa por lo bajo, aquella escena le parecía una mezcla entre divertido y tierno.

La operación de la castaña había sido el día anterior, había durado alrededor de una hora y media y según los doctores todo había salido a la perfección, ninguna complicación había surgido en medio del proceso y eso alegro a más de uno.
Camila tenía una especie de parche en su ojos izquierdo formado de gasas y cinta médica, el doctor Anderson dijo que no podría retirárselo hasta dentro de varios días pero ir debía cambiarlo periódicamente con ayuda de la enfermera, la rubia camino y quedó al pie de la camilla, la observó durante un largo tiempo hasta que la vio removerse al fin en su cama indicando que toda la anestesia u cesantes que le habían dado estaban por fin desapareciendo.

La castaña comenzó a abrir su único ojo libre lentamente para acostumbrarlo a la luz de la habitación, parpadeo un par de veces mas antes de notar que no estaba sola en la habitación y gritar de emoción

-¿Que haces aquí?- fue lo primero que preguntó Camila sin poder ocultar su alegría

-No podía perderme verte en esa horrible bata azul de hospital, te ves mas tonta que de costumbre- dijo fingiendo indiferencia haciendo reír a la otra

-Oh Dinah Jane- dijo Camila abriendo sus brazos- trae tu trasero aquí y dame mi abrazo

La rubia no perdió tiempo y corrió hasta casi lanzarse sobre la castaña que río cuando la tuvo entre sus brazos

-¿Cuando viniste? ¿Dónde está Ally? ¿También vino ella?- comenzó a preguntar a la carrera casi quedándose sin respiración

-Llegue sobre las dos de la mañana pero tu estabas tan sedada que ni si quiera recuerdas que dormí parte de la noche alado tuyo- Camila se tiro sobre su espalda otra vez y río- sobre la enana, no pudo venir, alguien debía quedarse en el departamento y la revista cubriendo a la otra, le gane en piedra papel o tijeras así que fui yo la que pudo venir

-De verdad decidieron quien venía con un tonto juego de manos?- preguntó divertida

-Si, además la enana es tonta siempre a la primera saca papel y luego tijeras- ambas chicas soltaron una enorme carcajada- no podíamos venir las dos, la revista nos mataría

Dinah y Ally habían comenzado a trabajar juntas en una revista de modas que tenía su sede en NY, uno de los novios que Dinah hizo en aquella inmensa ciudad fue quien las ubicó ambas en el puesto, habían comenzado como asistentes de columnistas pero uno de los jefes las ascendió cuando noto aquel carácter vivas y extrovertido de Dinah y la calma y tranquilidad que transmitía Ally, podía sonar extraño pero para el hombre eran un duo perfecto que ahora se encargaba de hacer las entrevistas a muchos de los famosos con mayor influencia en esos momentos.

Demuéstrame que me amas (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora