Te voy a amar hasta morir,
sin huir ni esquivar
tu enigmática trivialidad.
Así que,
déjame hacerte sonreír
hasta que anochezca.
Déjame darte de mi recondita dulzura
incluso en las noches más oscuras.
Tú ser me invade
y no es que no me agrade,
al contrario,
me lleva a volar, reír y gozar
olvidando la dura realidad.
Brilla solo como tú lo sabes hacer,
mi estrella de eterno resplandecer.