Capítulo uno: Quiero mimos.

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Lena jamás se ha considerado fanática del fútbol.

Las veces en donde su padre la llamaba junto a sus hermanos a ver un partido casi siempre se quedaba dormida o en otras situaciones escogía de preferencia fingir tener tareas. Y no es por nada, pero la ojiverde antes insistía en no encontrarle absolutamente ni una pizca de entrentencion a once personas correr tras un balón por noventa minutos con el mero hecho de anotar solo algunos puntos. Incluso recuerda haber divulgado por toda su familia y amigos que nunca en su vida  podría fijarse en un futbolista, tirándole miles de razones para no hacerlo.

Una de esas siendo porque le llegaría a dar falta de la atención que necesita una omega tan voluble como ella gracias a los breves descansos qué les ofrece un entrenador a cualquier equipo, muy en parte que el olor de un jugador no era del todo ameno para sus fosas nasales, lo repudiaba.

Sin embargo, ahora no hay en donde no refute sus propias palabras. Si se trata de Kara degustaba con una enorme felicidad ver a su alfa en la cancha mientras patea los traseros de los débiles, como los apodaba, aún sabiendo con cada esquina de su cerebro que ni en broma podría lanzar una esfera a más de dos metros por su complexión menuda y frágil. Pero igual, son muy poca cosa al lado de su novia según su opinión.

El entrenamiento del alfa no tomaba mucho tiempo después de todo, iniciaba minutos después de sus clases hasta las seis, se ocupaban casi tres horas, horas que no tenía nada que hacer a menos que el instituto le haya ordenado realizar un trabajo o tarea de enorme calibre. Y hoy, al parecer la pequeña se encontraba de suerte ya que estaba libre de deberes y sentada en la tribuna derecha de un pacífico y tibio viernes.

Siendo las cinco y quince de la tarde, soba sus pálidos delgados brazos con sus manos y recorriéndole escalofríos, el viento ya aumentaba bajando en ocasiones, cada vez más con intensidad, o tal vez solo se trataba de su sensibilidad al cambio repentino de clima. Aun asi, no se va a dejar caer por sus sensaciones.

Gruñe bajo llamando la atención de otra persona de su costado que se contenía en el mismo estado, ahora eran dos omegas enfurruñadas teniendo una competencia entre quien frunce más el ceño. Samantha Arias, su mejor amiga y próximamente ex-mejor amiga si continúa expresándose de esa manera, se contenía las ganas de realizar una rabieta cada cuando Kara golpeaba a Danvers "casualmente" por el balón. Sonríe con sorna, ni un alfa le llegaba ni a los talones a la suya, asi se trate de la novia de Samantha, nadie será más que Kara Zor-El en el fútbol.

Nadie, ni si quiera él mismo Landon Donovan.

Sus ojos gatunos se abren ampliamente al astibar a Danvers caer al suelo porque Kara le quiso arrebatar la pelota, pero no calculó y terminó aporreándole en el tobillo, tirándola de bruces con la cara enterrada en el césped. La alfa atacada se levanta una vez más, recibiendo una palmada de Zor-El como una disculpa, y esta asiente diciéndole que no hay que preocuparse. Lena ahoga su risa.

— ¡Maldita Kara! —de pronto escucha un quejido de su lado. Queda en silencio unos segundos, y se atreve a cerrar los puños azotándolos en la mesa con fuerza—. ¡Esta vez se pasó de brusca con Alex!

Lena se planta en unos instantes, procesa las recientes palabras, y enarca una ceja con altivez, parándose de su estancia.

— No insultes a Kara, no es su culpa que los pollos idiotas con patas chuecas no se dediquen al fútbol—sisea con la frente en alto—. Tu alfa no sabe jugar, ya acéptalo Samantha.

Dice con un tono sincero y crispa de hombros, sin creer que podría ofender a alguien.

Samantha la mira con indignación: Si Alex Danvers es la mejor deportista qué conoce, y la única quien ganó su corazón. Esa oración era algo debatible qué terminaría ganando a su favor, para Sam, su novia debería ser la capitana de ese equipo, no Kara.

Ella también deja su siento, y desea enfrentar a la morena altanera que parecía envuelta de un aroma agridulce. Sin esperar un minuto se asusta guardando asiento una vez más, lo que más teme en este mundo aparte de que los avocados tomen control del planeta es afrontar a una Lena furiosa. Sam también se ama, así que callada y a salvo de sentirá mejor cachorra.

Minutos luego, Lena vuelve a sentarse al escuchar el sonido de un silbato da por todo el panorama. Acabó el entrenamiento.

Alex se acerca a Sam y la abraza por la cintura, sin antes dedicarle un saludo amigable la cual la castaña devuelve, si bien dijo hace rato algunas cosas pero tiene entendido que se trata de la adrenalina y la indignación del tiempo, no van en serio los comentarios. La pelirroja aun sudada planta un beso en la rebolada mejilla de su omega y corre a los baños para cambiarse.

Lena pucherea ¿Por qué Kara no se le acercó igual que Danvers lo hizo con su amiga? También quería besitos, extraña los mimos de su alfa, no le importa si esta mañana antes de partir a clases de los dio, ella los extraña, porque esos mimitos son de SU alfa

Ahora ella es la que quiere hacer una rabieta.

Pero esto no se va a quedar asi, no. Ella va ir por Kara y va a demostrarle a Samantha qué su alfa es mejor que la de ella aunque esta no haya dado señales de competencia. Lena Luthor irá por Zor-El y a golpecitos la obligará a dar sus mimitos respectivos como le ha dado las otras quinientas cuarenta y tres veces.

Esperemos que nuestra querida alfa este preparada para todo el caos qué viene.

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⏰ Última actualización: Jan 10 ⏰

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𝐒𝐎𝐅𝐓 𝐒𝐄𝐗 (Adaptación Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora