La luz entraba por la ventana y Jimin entre abrió sus ojitos, mirando la claridad del día en su habitación, con sus manitas se tallo los ojos y los abrió bostezando y estirando su cuerpo
¡oh! ¡oh! error pues se había olvidado del dolor que tenía en su ano y al sentirlo se quejo un poco
por inercia llevo su mano a la zona adolorida y sintió ardor al rosar sus dedos por la zona
Volteo a sus costados pero no había nadie, se encontraba solo y una lágrima salió de su ojo derecho
La limpio a la brevedad y sacudió su cabeza, apartando los pensamientos negativos.. sus dos novios eran hombres muy importantes y seguro habría una buena explicación
Se levantó de su cama y fue a darse una ducha, nivelo el agua de la regadera y al sentirla tibia entro bajo la lluvia artificial, mojando su cuerpo y relajando sus músculos al instante
tomo el shampoo y lavo su cabello, con masajes circulares en su cabeza, tomo el gel de baño y lo puso en su esponja para tallar su cuerpo, cuando intento lavar sus piernas, sintió dolor al doblarse y miro como pequeñas gotas de sangre resbalaban por sus piernas y las ignoro, tallo su cuerpo completo incluyendo su ano tragándose el dolor.. enjuago su cabello y cuerpo..
Seco con una toalla su cabello y su cuerpo, puso su crema de vainilla en todo su cuerpo, seco con la secadora su hermoso cabello rubio, y miro en el espejo las marcas que sus novios dejaron anoche y sonrió recordando
Tomo su braga blanca y se la puso, después se puso un pantalón azul marino pegado al cuerpo, siempre le gustaba mostrar sus hermosas piernas y su espectacular trasero que dejaba boquiabierto a más de uno en su paso, se puso una playera de manga larga azul cielo y un suéter blanco de botones abierto, su tela era delgada y fresca, lucia muy bien, se puso sus tenis blancos
Peino su cabello, maquillo naturalmente su rostro, puso su reloj y aretes y se perfumo, listo para bajar
Tomo su celular, cartera y sus llaves.. Salio de la habitación y el aroma lleno sus fosas nasales, bajo las escaleras a paso lento y miro como sus novios ponían la mesa para servir el desayuno
Agust fue el primero en verlo, fue hacia su pequeño ángel y lo abrazo, besándolo dándole los buenos días
— ¿porque caminas así?— pregunto con una sonrisa burlona y su ángel lo golpeó
— ¡auch! — se quejo el pelinegro sobando su brazo— Yoonie, Agust me molesta — dijo caminando hacia Yoongi con un puchero en sus labios
Yoongi lo miro con una ceja alzada y pregunto — ¿porque caminas así?—
estallaron en risas menos Jimin
— muy graciosos, veo que lo de anoche fue como una reconciliación para ustedes y me alegro mucho, pero ahora cambiaremos algo— dijo dándole un beso de buenos días a Yoongi y tomo asiento con mucho cuidado
— ¿quieres un cojín?— pregunto Agust y Yoongi sonrió
— mira Agust creo que estoy pensando en quedarme solamente con Yoongi — dijo muy enojado
Agust fruncio el ceño y se acercó a su bello ángel y le dio un beso en la mejilla
— perdón, era una broma — dijo y Jimin sonrió
— la mía también — sonrió sacándole la lengua y Yoongi solo reía
— desayunemos — dijo Yoongi
— como prepararon este delicioso desayuno, yo no tenía comida, porque hace unos meses alguien me saco de mi casa...— dijo mirando a Yoongi y este le guiño un ojo mientras desayunaba
Jimin se sonrojo por el guiño de su hombre, detalles tan pequeños lo derretían y lo ponían tímido
— Yoongi fue por las cosas y yo lo prepare — dijo Agust
A Jimin le brillaron los ojos y se sonrojo más, ¡Dios! era posible enrojecer más, sentía sus mejillas arder
— muchas gracias, a ambos, sabré recompensarlos — dijo Jimin y los gemelos sonrieron cómplices
— oh, no te preocupes, los domingos serán suficientes.. creenos — dijo Yoongi y Agust asintió
— oh, sobre eso, estoy pensando cambiarlo.. me gustaría tener ese día para mí solo — dijo mirando abajo y mordiendo sus labios
Los gemelos se tensaron — mírame cuando me hables — dijo Yoongi y Jimin levantó su mirada — ¿es una broma, verdad? — pregunto serio
— obvio es una broma, aparte no podemos cambiar las reglas — dijo Agust y ambos gemelos miraban a Jimin esperando una respuesta
Jimin sintió sus ojos picar y un puchero involuntario se formó en sus labios
— ustedes me lastimaron y me duele mucho y encima de todo se burlan de mi— dijo Jimin mirándolos a ambos y sin poder aguantar más, libero sus lágrimas
Yoongi y Agust se acercaron a Jimin y lo abrazaron disculpándose y prometiendo no volver hacerlo.. de pronto Jimin estallo en carcajadas y los gemelos se levantaron frunciendo el ceño, totalmente confundidos por la actitud de su pequeño novio
— ¡oh Dios!.. son tan adorables cuando lucen arrepentidos, son dos adorables Mininos .. los amo tanto— dijo calmando su risa y limpiando sus lágrimas
— ¿nos engañaste? — dijo Agust ofendido por la toma de pelo
— no puedes regañarme, aprendí del mejor — dijo mirándolo a los ojos
— ¿mierda ángel desde cuándo usas ese truco conmigo? ¡he! — pregunto molesto
— ¿lloras para conseguir lo que quieres?, ahora entiendo tu juego de manipulación.. me conoces bien y a Yoongi también, nos engañaste para enredarnos y meternos en esta relación — dijo Agust con sus puños cerrados
Jimin se levantó de su silla
— no te obligue a nada, tu elegiste, fue tu decisión, pero no estás atado Agust, puedes irte cuando quieras — dijo Jimin sin parpadear, volteo a mirar a Yoongi — lo mismo va para ti— dijo y se retiró de la mesa
Jimin no iba a permitir que le levantará la voz, estaba loco si pensaba que se iba a dejar y sonrió recordando la pregunta de Agust
¿Desde cuándo usas ese truco conmigo?
La verdad es que algunas veces si abuso de su poder, sabía que estaban enamorados de él y que harian cualquier cosa por él.. pero en realidad sus sentimientos eran genuinos por ambos, él los amaba tanto o más que ellos a él
Pero los dejaría creer esa estúpida idea que tuvo Agust y vería que hacer dependiendo la reacción de sus novios.
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Después de ti [ YM ]
Fanfiction[ TERMINADA ] SEGUNDO LIBRO YOONMIN 🖤 DARK ROMANCE Jimin se negaba a redimir su alma, quería estar atado como un esclavo a los pies del Diablo. con ese sentimiento que lo hacía sufrir pero también lo hacía sentir vivo Yoongi perdió la poca cordu...