Capítulo 10: La paciente.

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Ha pasado un mes… Un mes de cambios y adaptación. Un mes trabajando en una pequeña clínica en medio de un pueblo de campo, un mes conociendo a personas que te tratan como si fueras una amiga de toda la vida...

Un nuevo día ha llegado… El molesto despertador me trajo a la realidad. Aunque no la he pasado tan mal, sigo extrañando mi apartamento en Goldensilver, donde tengo cortinas automáticas y ventanas contra impactos y anti ruidos… En esta cabaña se cuela el sol por todos lados y escucho el ruido de afuera, escucho los grillos, las ranas y solo deseo de que no se me cuele ningun animal a mi habitación… Escucho los conciertos nocturnos del idiota de mi vecino, escucho…

¿Agua salpicando? Como si alguien hubiera hecho un clavado dentro del estanque.

¿Quién puede ser a estas horas de la mañana?

Salí de la cabaña, curiosa de saber quién estaba en el estanque, quien estaba frente a mi casa, y al ver aquello no lo podía creer…

Jason…

—Buenos días princesa —Saludó desde el agua, y solo veía su cabeza, su cuerpo estaba completamente sumergido.

—De verdad que eres idiota ¿Quieres enfermarte?

Era bien temprano en la mañana, siempre a esta hora hace frío, esa agua debía de estar helada.

—¿Te preocupas por mí, Bella?

—No me llames así —Lo miré furiosa —Solo te digo, si quieres agarrar una neumonía, ese es tu problema.

—Te ves linda cuando te enojas —Rió.

—Eres imposible, Jason —Me dirigí a la puerta.

—¡Casi lo olvido! —Gritó y me detuve al instante —Me alegra que te hallas quedado, todos te lo han dicho y solo faltaba yo.

—¿Y ahora me espías? —¿Por qué demonios le dije eso? No me está diciendo nada malo.

—A veces que te espíen puede salvarte la vida —Respondió.

—No veo cómo espiar puede salvar la vida de alguien —Hablé.

—Te sorprenderías, princesa —Sonrió a boca cerrada.

—Eres raro Jason, que tengas un día productivo ¡Ah sí! ¡Casi lo olvido! ¡Eres un bueno para nada!

—Ya quisieras estar todo el día conmigo, princesa —Escuché que gritó.

Me alisté lo más rápido que pude y salí sin desayunar, antes de ir a la clínica tenía que ir al cibercafé del pueblo, pues resulta ser que donde único había internet y cobertura era ahí, y necesitaba hablar con papá y decirle que todo iba bien. Otras veces hay cobertura, pero justamente hoy iban a hacer reparaciones en la líneas de comunicación…

¡Ahh, los pueblos pequeños y sus desastres antisociales!

Llegué al lugar y por suerte abre desde temprano. Sentí un rico olor a café recién hecho y eso me alegró la mañana. Divisé una de las computadoras y me senté rápido antes de que alguien llegara, intenté encenderla pero nada ocurría.

¡Mierda! ¡Qué mala suerte tengo!

Me levanté de la silla, comprobé los cables y todo parecía estar bien, miré a mi alrededor a ver si encontraba a algún trabajador, pero no había nadie por ahí.

¿Dónde mierda están todos?

—¿Necesitas ayuda? —La voz de un hombre me regresó a la realidad, era una voz conocida la que me estaba hablando.

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