Capítulo 19

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—Es lo mejor si se van —dijo Gino cuando los sonidos de la partida de Alejo y Ulises se habían desvanecido.

—¿Lo mejor para quién? —Matías preguntó con tristeza. Se sentía cansado, como si hubiera estado despierto durante días.

—Para todo el mundo.

—Fueron marcados para morir. Su Alfa Supremo, un lobo pez gordo, mató a los padres de Alejo, a su hermano mayor y a muchos de su manada. Su padre era el líder de su manada. Alejo solo está tratando de mantener viva a su gente.

—Puede hacer eso en algún lugar que no sea nuestro hogar.

—Este es el único lugar, Gino. Las zonas prohibidas de los lobos son los únicos lugares donde la jerarquía más amplia de la manada no puede llegar a ellos. Echarlos es tan malo como matarlos. Peor incluso. Su Alfa Supremo quiere que sufran.

—No son nuestro problema.

—No es tu problema, querrás decir. ¿No me dijiste, una y otra vez, que tu vida está en otra parte ahora?

—Sí.

—Entonces, ¿qué importa si están acá? ¿Qué más te da si una manada de lobos hace su hogar acá?

—Traerán problemas. Son un problema.

Matías se rio amargamente.

Vos sos el primer problema que tuvimos desde que ellos viven acá. ¿No podrías haber llamado antes de venir?

—Pensé que agradecerías la visita.

—No te molestaste en visitarme antes. Aprendí a reducir mis expectativas.

Gino hizo una mueca ante eso, pero su respuesta fue defensiva.

—Te invité a quedarte conmigo.

—Sabes por qué no puedo irme, y no me refiero solo a la clínica y al refugio.

—Estas queriendo decir que no te vas a ir.

—Es diferente para vos y Federico. Yo... yo no quiero ceder a la llamada del mar, pero tampoco quiero darle la espalda a nuestra casa. No seria igual en ningún otro lugar. No voy a ser el mismo.

—Si que los perros mugrientos se quedan —dijo Gino—. ¿Qué pasa si los otros lobos se vuelven valientes y terminamos con una guerra territorial en nuestras manos, con vos atrapado en el medio?

Matías se enfureció por el desaire contra Alejo y los demás, pero no estaba preparado para otra pequeña discusión.

—Alejo dijo que esta área todavía está prohibida. Todos conocen las historias.

—Claro, pero cuanto más tiempo Alejo y su gente permanezcan acá sin que pase nada malo, más probable es que los otros lobos se den cuenta y decidan que no es tan peligroso como sugieren todas esas historias. Es solo cuestión de tiempo antes de que este lugar sea invadido.

Lo que dijo Gino podría haber sido el peor de los casos, pero eso no lo hacía imposible.

—Ese ya no es tu problema. —Era el suyo.

—Seguis siendo mi hermano —dijo Gino, hundiéndose en una silla en la mesa y arrastrando una taza de café hacia él—. La distancia no cambia eso.

—No puedo solo echarlos. No tienen adónde ir. Están traumatizados por el ataque a su manada. Están luchando para poder alimentarse a sí mismos.

Gino no era un desalmado, Matías lo sabía, solo era pragmático.

—No estoy diciendo que tengas que expulsarlos mañana, pero parece que necesitan algo estable y a largo plazo. No es esto, Matías. Y sé que te sentís solo, pero hay formas más seguras de hacer amigos. Personas menos peligrosas para conocer.

Forbidden ⎯⎯ SoulizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora