quince

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⎯ Otro de los tantos sueños que no te cumplo. Nada nuevo.

Lilith volteó y ahí se encontraba su madre, con un vestido color negro largo a pesar de las altas temperaturas, era sin mangas y llevaba un suéter encima de sus hombros, tenía un gorro sobre su cabello enrulado que estaba decorado con una rosa del mismo color que la ropa de todos los presentes. Estaba igual que siempre, ni una arruga más ni una menos, llevaba su bolso de alguna marca reconocida con orgullo entre sus dedos, al igual que aquel anillo de casamiento con unos diamantes hermosos que brillaban cuando la luz del sol lo alcanzaba. No había nada nuevo en ella; los mismos ojos redondos con pestañas largas, las cejas bien arregladas, su nariz pequeña y refinada, el tono de piel caramelo, y los labios gruesos que escondían los perlados dientes que tanto procuraba cuidar. Su madre era hermosa, de complexión atlética y con una sola cirugía de senos que los hacía tener grandes y respingados, deseosos para cualquier hombre o mujer lesbiana.

Observó su entrecejo fruncido, como si a través del mismo le estuviera cuestionando su presencia allí, pero en vez de responder algo se quedó en su lugar, prendiendo su cigarro y mirando hacia otra parte, como si la persona frente a ella años atrás no la hubiera lastimado, como si no hubiera estado en su vientre y no la hubiera decepcionado incontables veces. Aunque, decepcionar a Lilian era sencillo, con no cumplir lo que ella les decía ya era un motivo suficiente para que les grite en la cara que eran unos hijos de mierda y destruían la imagen perfecta de la familia que tanto tiempo le había costado formar. Su única hija mujer tenía un buen futuro por delante, pero eso no importaba porque su madre siempre la rechazó, por algún motivo que ni siquiera Lilith sabe, y en su adolescencia se preguntaba por qué no había nacido varón, como sus hermanos, quizás así hasta Lake la hubiera querido, y su futuro se hubiera basado en lanzar una pelota al aro de baloncesto o ser un importante médico, porque Lilian no quería que sus hijos repitan sus oficios; Leonel es abogado, Lake es futbolista, y Lilith...ella ya no existía en la familia.

⎯ ¿Qué diablos haces aquí?⎯ preguntó brusca mientras evitaba acercarse a ella, como si su hija tuviera una enfermedad demasiado contagiosa y su futuro se arruinaría por sólo respirar el mismo aire que ella, o estar ambas bajo la sombra del mismo árbol.

⎯ Vine al funeral de mi abuelo.⎯ contestó llevando el cigarrillo a su boca, le dio una calada y lo alejó para después soltar el humo. Toda su familia fumaba, solo que todos lo ocultaban, ¿cómo un reconocido futbolista iba a arruinar sus pulmones consumiendo esa mierda? ¿Un importante hombre que tiene todo un patrimonio iba a fumar y llevar un asqueroso olor a casa? ¿Una esposa divina que siempre se veía perfecta iba a llevar nicotina a su cuerpo solo para relajarse? No, ni locos. O por lo menos eso pensaba la gente, los pocos que les prestaban atención, porque el único famoso de la familia era Lake, luego los demás eran conocidos por ser la familia más adinerada de Canadá algo así como las Kardashian pero...con carreras estudiadas y un futuro más prometedor.⎯ Es lo indicado si es la única persona que me siguió considerando su familia entre todos estos hipócritas.

⎯ Te consideraba así porque seguro habrás hecho algo para que te quiera tanto...⎯ acusó, con un muy obvio motivo detrás. Para Lilian, su hija era una zorra que iba de polla en polla, irónico porque cuando la mandaba a controles ginecológicos las profesionales siempre le decían que su himen permanecía intacto.

⎯ ¿Te das cuenta de lo que me estás acusando?⎯ soltó furiosa, no habían pasado ni diez minutos de estar hablando y ya no soportaba más a su propia progenitora. Esperaba que todo el trámite de la herencia sea rápido para poder volver a su casa, lejos de toda esa gente que decía ser su familia, aunque lo son, lamentablemente seguían compartiendo la misma sangre.⎯ Joder, era su nieta.

⎯ Extrañamente muy cercana a él.

No podía creer que su madre la acuse de algo así, de igual manera, lo intuía cuando la miraba mal o todos los fines de semana le decía "¿otra vez irás con tu abuelo?" con ese tono tan despectivo que ella odió durante toda su vida. Era más que obvio que entre Lilith y su abuelo jamás ocurrió nada así, él era un hombre muy respetuoso, y aún después de que Sharon falleciera él le seguía guardando fidelidad eterna, además de que ya era lo suficientemente adulto como para volver a conocer a otra persona. Era enfermo solo pensar que él podía haber tocado de más a su nieta, y aunque no sería extraño porque en esa familia muchos secretos se tapaban, inclusive una de sus primas estaba embarazada de su hermanastro pero sus padres la habían casado con otro hombre al instante para que el esposo pensara que el bebé era suyo, el abuelo de Lilith jamás tocó, miró o pensó de forma atrevida sobre alguno de sus familiares. Eran niños para él, no importaba si ya todos pasaban la mayoría de edad, seguían siendo sus nietos pequeños.

Illegal| pjm. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora