Capítulo 1.

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Era una noche calurosa de verano y me encontraba recostada en mi cama, con los ojos cerrados, pensando en el sexo tan delicioso que había tenido la noche anterior. Recordaba las manos tan suaves de mi novio, acariciando mi espalda, mientras su lengua jugaba con mis pezones. De solo volver a vivir aquella escena en mi mente, la ropa interior se me humedecia.

¿Cuándo me volví adicta al sexo?- me pregunté en voz baja.

Justo cuando estaba decidida en buscar mi consolador para comenzar el juego entre su vibración y mi clitoris sonó mi celular. Era Estrella, mi mejor amiga desde la escuela superior. Era una adicta al sexo también. La única diferencia es que ella perdió su virginidad a los 18 años y yo a los 14. Solía decir que yo era una perra, pero realmente las dos andabamos en la misma escala.

-¡Hola Jimena!- la escuché gritar al otro lado del celular.

-Hola Estrella. ¿Qué haces despierta a esta hora? Sabes que mañana tienes que estar en el trabajo muy temprano.- regañe a mi amiga, como solia hacer desde que nos conocimos.

-Lo siento mami, se se que no debo estar despierta. Por favor no me vallas a pegar.- bufo Estrella.

-Muy graciosa. Y dime a que le debo el honor a esta llamada tan tarde.

-Sencillo, te llame para recordarte el compromiso de el viernes en la noche. Jimena no puedes faltar.

-Amiga prefiero quedarme en casa viendo la televisión. Estoy por terminar La Viuda Negra, y ya la tengo que devolver.

-Ni La Viuda Negra, ni La casada, ni nadie nos va a dañar la noche, asi que vas cambiando los animos, porque esa noche es se nosotras. Llevamos meses, por no decir que va ya un año que no salimos.

-Porqué no sales con Leonel, y van a comer, a dar una vuela y le dices que te lleve a un motel y la pasan de maravilla.- Leonel era el casi, casi novio de mi mejor amiga.

-Para nada, dije que es noche de damas. Me haces el favor y mañana vas a las tiendas y te compras un vestido hermoso y llamativo. Te vas a poner regia y vamos a salir y acabar con las miradas de todos. Asi que buenas noches y esa es mi última palabra. Te quiero amiga.

Antes de poder refutar la desición de mi amiga, colgó el teléfono. Yo que no quería salir. Solo quería ver a Javier el viernes, ver tele con el y quedarnos dormidos en el mueble. Y luego levantarlo con su pene dentro de mi boca. Pasando mi lengua por su tan apetecible pene, hasta hacerlo estallar de placer. De pensarlo me volvi a poner demaciado caliente y recorde en que me había quedado. Busque mi vibrador favorito y comenze a frotrar mi clitoris en movimientos circulares. Asi continúe, y mojando mis dedos para humedecer mis senos hasta llegar al orgasmo y caer en un profundo sueño.

Buscando Sexo Encontré el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora