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Sólo dime que me amas, así no sea cierto, así te quemes por dentro ante la mentira, no busques como alejarte, busca la forma en la que puedas hacerlo sin matarme. No me mires a los ojos cuando llore, mírame a los ojos cuando ya todo mejore, cuando tú puedas tomarme de la mano nuevamente.

—Es definitivo, señor Jeon, usted no puede tener bebés— El hombre frente a él habla con voz suave, pero Jungkook puede apreciar detrás de aquellas palabras esa lástima que siempre le demuestran.

Él suspiró.

—Pero- ¿en serio no hay nada que yo pueda hacer? un medicamento, un tratamiento-

Seokjin apretó los labios. Sus brazos se entrelazaron por encima de la mesa, sentía pena por el omega, es decir, era un doctor, uno que no se acostumbraba a crear un vínculo que no fuese médico - paciente, pero ese chico de verdad se veía decepcionado y triste.

Derrotado.

—Jungkook, escuche— El susodicho se acomoda en la silla, sus ojos violetas se pierden entre la cortina incolora, sin querer prestar total atención, no le gustaba como su pecho se apretaba—.Su útero no está en condiciones para engendrar un cachorro. Después del aborto que tuvo, es casi imposible que pueda quedar embarazado de nuevo—Escribió algo en la libreta—.No ahora-

—Pero yo lo necesito ahora— La voz le salió ahogada, en un lamento profundo por lo que nunca podrá ser—. Mi matrimonio está en la borda, Taehyung quiere un bebé y yo-

Kim posó una de sus manos en el hombro contrario y temblante, apretando levemente, en un acto por brindar algo de apoyo.

—Siento escuchar eso, de verdad— Jungkook sorbe la nariz, optando por calmarse y cuando ya estuvo totalmente en silencio, miró al doctor y sonrió con pesar.

—Gracias por todo— Estrecha ambas manos con suavidad, y Seokjin percibe el temblor en ellas.

—Cálmate, estaré en contacto.

El omega se organiza el abrigo y sale del consultorio, sus ojos se llenan de lágrimas justo después de cruzar la calle, el aire casi inexistente, sus pulmones a reventar por la falta de oxígeno. Intenta calmarse, limpia las lágrimas traicioneras que se esparcen por su rostro lleno de pena. 

Se sienta en un pequeño banco, esperando que pase el autobús que lo llevará a casa, su celular vibra dentro del bolsillo de su abrigo, y él puede saber quién es sin siquiera mirar la pantalla.

—¿Qué te han dicho?— Y es que ni la voz gélida al otro lado de la línea alcanzó a estremecer su cuerpo, fueron las palabras que aquella boca formularon lo que logró darle un golpe de realidad.

—Oh, Jungkook ¿cómo estás? ah, gracias por preguntar estoy bien, ¿y tú?— Pregunta con claro sarcasmo, escucha a Taehyung suspirar con pesadez.

Lo siento, ¿cómo estás? ¿qué te han  dicho?— La diestra de Jeon se aferra a la tela del abrigo, buscando las fuerzas para poder decirle.

—Dicen lo mismo...

Oh, entonces no-

—Pero Taehyung, ten paciencia, ¿sí? no me dejes, no ahora— Dice en un acto de desespero, sabe que Kim no lo disfruta, de hecho, puede incluso imaginar su rostro tenso y ojos fríos observándole con hastío, puede percibir entre sus poros el contacto suave que tiene al apartarlo.

Ojalá fuera así de suave todo el tiempo.

Kook ¿esperar? ¿esperar qué? ¿un milagro acaso?

Benching. [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora