Capítulo 5 - La Rioja

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A los pocos minutos se adentraron en los viñedos de La Rioja, en el camino Alicia contó al menos cinco bodegas. Y cuando se acercaron a la casa pensó en su ignorancia de haberle ofrecido dinero a Raquel cuando tenía una herencia millonaria. Era una casa enorme, clásica, pero con un aire rústico, amarilla con algunos detalles blancos en el centro, una gran escalera que conducía a la puerta principal, las ventanas eran grandes y había muchas plantas alrededor.

Y había muchísima gente en el porche.

- ¡Mis cojones! - Lo dice Raquel sin pensar.

- Mami, me debes un euro.

- ¡Vale! Perdóname cariño.

- ¿Pero quiénes son todas estas personas? - pregunta Alicia, deshaciéndose del cinturón.

- Creo que organizaron una fiesta de bienvenida. Han pasado unos tres años desde que estuve aquí.

Cuando bajaron del auto y todas las miradas estaban puestas en ellos, a Raquel no le importó demasiado porque conocía a todas esas personas desde muy pequeña, al fin y al cabo ella había crecido allí, pero para Alicia era algo completamente nuevo, por lo que tardó el doble de lo que normalmente le llevaría sacar a Victoria de su asiento de seguridad tratando de evitar lo inevitable, socializando y tratando de ser amable con los extraños. Era una gran líder, se comunicaba bien con sus subordinados e incluso era divertida y juguetona, pero esto era diferente, estaba en un territorio donde no estaba en el topo de la cadena alimenticia.

- Mamá, ¿a qué se debe todo esto?

- Ay Raquel, conoces a tu abuela. Es sólo una pequeña reunión.

- Sí, con unas 50 personas. - burla

- Yo diría que son al menos 100. - Interviene Fernanda con una sonrisa de oreja a oreja. - Pero vamos, hay que saludar a la gente y presentarles a Alicia.

- Imagínese señora Fernanda, no es necesario. Incluso creo que Victoria tiene un poco de sueño.

- La niña pasó todo el vuelo durmiendo. - Raquel interfiere sin intención de afrontarlo sola. - No vas a salirte con la tuya, Sierra. - ella susurra.

...

Raquel pasó por la sala saludando a la gente y Alicia la seguía de cerca con Victoria en brazos y cogida de la mano de Paula. No fue tan malo como esperaba, la gente en realidad parecía ser muy amigable y acogedora.

- ¡¡Raquel!! - una mujer de cabello corto oscuro se acerca a ellas y le da un fuerte abrazo a Raquel, quien se siente un poco avergonzada por haber sido tomada desprevenida, pero acepta el abrazo.

- ¡Hola Marcela! - no pasa mucho tiempo hasta que posa sus ojos en el hombre que está justo detrás de ella, Paula corre a abrazarlo y pronto ve a otros niños y se distrae con ellos. - ¡Hola Alberto! - responde el hombre asintiendo con la cabeza, con sus aires de superiorida.

- ¿No nos vas a presentar a tu novia? - pregunta Marcela.

- Ella es Alicia...

- ¡Mucho gusto! - saluda secamente la pelirroja. - Y tú. - señala a Alberto. - No te olvides de mandarme el puto informe que ya te lo estoy pidiendo hace no se ni cuantas semanas.

- Buenas tardes a usted también, jefa. ¿No sabes cómo disfrutar un fin de semana?

- Claro que se. - Ella no sabía. - Pero deberías estar en la oficina tratando de ponerte al día con tus putos informes, sabes Alberto, ya me estoy cansando de tus excusas. Y no sería muy difícil enviarte a otra unidad ya que estás retrasando mi maldito trabajo.

- Escucha, ya es suficiente, ¿no? No exageran cuando dicen que eres la reina de los hijos de puta. - Interviene Marcela.

- ¿Y quién te crees para hablarme así? Sólo permito que una persona me llame así... Raquel... y en la cama. Así que no te molestes, ¿no crees que es suficiente con tener una aventura con su exmarido? Y otra, no somos novias... ¡Señores! - habla un poco más alto - Raquel, carga a la bebé. - Le entrega Victoria a la mujer que apenas estaba pensando en sus últimas palabras y toma una copa de champagne que estaba sobre uno de los muebles. - ¡Señores! Y damas también. - se rió sarcásticamente mientras todas las miradas de la sala estaban puestas en ella.

- ¡Buenas tardes a todos! Bueno como no me conoces creo que necesito presentarme, mi nombre es Alicia Sierra y tengo un anuncio que hacer... Raquel y yo nos casamos. - la gente daba las más diversas reacciones: alegría, sorpresa, envidia, juicio... - Y tengo una pequeña sorpresa para ella, las cosas fueron muy rápido entre las dos y le propuse matrimonio sin anillo de compromiso, pero aquí, delante de todos ustedes, su familia y amigos, me gustaría reafirmar mi compromiso. - la pelirroja sacó una pequeña cajita de su bolsillo y al verla Mariví toma a Victoria de los brazos de Raquel, quien estaba completamente asustada. Alicia toma la mano izquierda de la morena y desliza el anillo en su dedo, sonriendo a su público que ahora la aplaude, mientras su contraria sigue completamente desconcertada. Se escuchan tímidos aplausos.

- ¿Dónde está el beso de las novias? - grita Fernanda.

- ¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! - empezaron a gritar y la chica lista realmente no se lo esperaba.

- Vamos Alicia, dale un beso a Raquel. - presiona la abuela Fernanda.

- ¡Vale! ¡Vale! - se acercan y se enfrentan. - Es sólo un beso. - susurró ella, los dos.Se acercan y le dan un beso tan de mal gusto que la gente se indigna.

- ¡Beso de verdad! - dice alguien.

Ambas ríen torpemente y sin salida, Alicia mira a Raquel pidiendo permiso, el cual le concede, se pone la mano en la mejilla y los ojos se pierden en la boca, queriendo terminar rápido, sellando los labios una vez más en un beso un poquito más largo. Y cuando la morena vuelve a mirarla a los ojos, siente la necesidad de apartar la mirada, dejando una extraña tensión en el aire.

Los invitados finalmente quedan satisfechos con eso y algunos se acercan a saludar y felicitar a las dos, mientras Marcela y Alberto estaban en algún rincón de la casa discutiendo, cuando todos se distraen, la pelirroja es arrastrada de la muñeca hacia la cocina.

- ¿Qué pasa por tu puta cabeza?

- Te advertí que soy terrible con las primeras impresiones.

- Pero lo hiciste a propósito.

- Oh come on... tu hermana se lo merecía.

- ¿Y qué fue todo eso del anillo?

- Es el anillo de compromiso de mi abuela, lo tenía guardado y pensé que sería bueno traerlo, es un poco extraño tener un compromiso sin estas cosas, ¿no?

- No puedo quedarme con una joya de tu familia, Alicia.

- Entonces después me lo devuelves, lo importante es que la gente crea.

- Necesito beber. - Raquel toma la primera botella de vino que aparece y vierte la mitad en un una taça, en cinco segundos la taça estaba vacío.

- Oye, tómatelo con calma.

- Cállate. - vuelve a tomar la botella con la intención de llenar nuevamente el vaso, mirando a Alicia desafiante.

- Escuchame. - la pelirroja toma la botella y el vaso de sus manos y la arrincona sobre la mesa. - Sigo siendo tu jefa, no lo olvides. - estaban tan cerca que podían oír su propia respiración y sus cuerpos se tocaban. Raquel sintió un escalofrío y de la boca de Alicia salió un sonido grave, algo que en cinco años de convivencia nunca se había desbordado, ahora parecía correr sin intención de detenerse. Sin resistirse a sus instintos primitivos, Alicia tira ligeramente del cabello de la otra y le susurra al oído. - En esta relación yo soy la que manda.

Out Little Secret (Ralicia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora