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Bienvenidos sean todos a lo más profundo del otro plano, donde podemos encontrar las personas y las almas perdidas.

Entre todas estas hay un joven caminando con tanto miedo acumulado en su cuerpo, sin entender lo que estaba sucediendo a su alrededor, hace unos segundos estaba ayudando a una anciana a limpiar su casa y ahora se encontraba en un lugar desconocido; este comenzó a chocar contra algunas personas asustándolo más, ya que estás se veían con un rostro indescriptible. Comenzó a correr por el lugar hasta chocar con una persona haciendo que cayeran las cosas que cargaba aquel sujeto.

-Deberías tener más cuidado, pibe- hablo el hombre levantando todo, él chico comenzó a pedir perdón mientras lo ayudaba. - No te ves de por acá, ¿sos nuevo?

-Yo... yo no sé dónde estoy.

- ¿Gastón? - pregunto reconociéndolo

- ¿Como sabe mi nombre?

-Tranquilo, soy Tictac veni te estaba esperando.

El hombre comenzó a caminar y con duda el niño lo siguió hasta que llegaron a una puerta donde ambos entraron encontrándose con una sala.

-Toma asiento, mientras yo dejo todo esto

El chico se sentó sin quitarle la vista al hombrecillo.

-Sos muy observador ¿no? - le pregunto al chico- bueno al parecer todavía no soy de tu confianza, soy Tictac seré tu guía e instructor para ser uno de los tantos elegidos especiales de Eudamon.

- ¿Euda que?

-Eudamon.- le repite- Se que es difícil procesar todo, pero fuiste elegido para una misión especial ya que vos sos especial.

- ¿Como que soy especial?

-Tu abuela es un tanto especial, no quiero decirte todo, pero bueno ella pidió que vos hicieras esto. - le dio un golpe en el hombro- Pero primero tengo que prepararte y prevenirte de todo lo que vas a comenzar a vivir y te aseguro Tonchito vos vas a ser el mejor.

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Tictac se encargó de darle un pequeño tour por las Islas de Eudamon porque en realidad estás si existen, conoció algunas personas que habitaban en aquel lugar tan extraño, pero tan maravilloso, hasta llegar al punto de conocer el primer punto de su misión.

-Yo sé que es muy rápido, pero es momento de darte a conocer tu tan esperada misión. - abrió un libro y este al verlo se pudo ver un nacimiento de una bella niña con ojos azules. - Ella es la mujer que vive en el mar.

- ¿Es una sirena? - pregunto acompañado con un brillo en sus ojos

-En realidad...no. Es una niña común y corriente, tu misión es cuidarla.

- ¿Voy a ser su niñero?

-No, bueno no sé, pero vas a protegerla de cualquier mal; un ser extraño quiere conseguir su alma ya que está es pura.

- ¿Pura como un ángel?

- En eso es en lo que queremos que no se convierta, un ángel.

- ¿Por qué?

-Ese es un tema que después te contare, entonces ¿te animas?

-Me animo. 

El hombrecillo le miro con una sonrisa de orgullo en su rostro, sabía perfectamente que no se había equivocado al elegir a ese chico para la nueva misión. 

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𝙰ñ𝚘 𝟸𝟶𝟶𝟾

Gastón se encontraba en la gran casa donde hace algunos años atrás fue adoptado, el chico solo miraba la ventana de su habitación con muchos pensamientos que apoderaban su mente y un calor en su pecho, odiaba vivir en esa casa, odiaba al que ahora tenia que decirle "Papá" pero odiaba más haber sido abandonado en una casa hogar de Argentina.

Sus amigos del colegio le habían dicho que era un concheto inútil que no sabía aprovechar las comodidades que le estaba dando su supuesto padre, y sin mencionar como su mejor amigo termino acostándose con su novia en una fiesta que habían planeado unos días atrás.

El chico limpio sus lágrimas con enojo y camino hacia el baño de su padre, abrió algunas puertas de un mueble recordando que ahí se encontraban algunos medicamentos hasta que encontró uno en específico que era en líquido, tomo una jeringa y sin pensarlo la inyecto en su brazo izquierdo, sintiendo como el líquido se expandía; él sabía a la perfección que después iba a perder la cabeza porque era una droga lo que según había escuchado de parte del doctor de su padre, este siguió su camino y se encontró con los tantos licores de aquel hombre, tomo uno y comenzó a beberlo, hasta que después de unos minutos este comenzó a toser y pedir aire.

Las mentalidades de los jóvenes en ocasiones se pierden cuando no obtienen lo que quieren, y lo que todos en este mundo queremos es el amor.

- ¿Sabes nunca pensé en volverte a ver así? - hablo una segunda voz

- ¡Ayúdenme por favor! - pedía el chico

-Que tristeza que yo no pueda interferir. -  lo miro mientras se sentaba al lado del chico- Pero ¿sabes quién sí? - este chasqueo los dedos para irse dejando al chico convulsionando en el suelo.

Sus ojos se habían cerrado y los abrió poco a poco al sentir toques en su hombro y de fondo un poco difuso una voz que decía.

-Tio, Toncho. Tío.

Gastón abrió los ojos y se encontró con un chico especial.

- Tío, estoy aquí. Te quiero mucho, tío Gastón.

Es especial porque Sebastián... Cura

Gastón abrió los ojos de golpe al escuchar la voz de una mujer y noto que estaba en su habitación como si nada hubiera pasado.

-Tienes otra oportunidad Toncho, no la gastes. - un hombrecillo vestido de color blanco lo veía desde la puerta.

- ¿Quién eres? ¿Estoy muerto?

-Ojalá, pero no. Los ángeles no mueren.


...

CASI ELEGIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora