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Miré las montañas que se erguían al frente. Inconmensurables. Magníficas. Temibles. Tan enormes como la promesa que debo cumplir. Tan frías como aquella tu última mirada. Ajena y lejana, también.
No tengo más remedio que encontrar la ciudad que se esconde detrás, como se marca en los antiguos papiros. La ciudad sagrada que esconde la magia que me reclamas por tu amor.
Si tengo que perecer cumpliendo tus deseos, lo haré. No me importan esos cuervos que me siguen de cerca. Piensan que voy a morir, que fracasaré en mi intento.
Mi señora, mi luz, mi Luna llena. O consigo lo que deseas, y así conquistar un beso de tus labios, o daré la vida por ello.

 O consigo lo que deseas, y así conquistar un beso de tus labios, o daré la vida por ello

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