Mingyu no tenía ningún gesto particular, sólo miraba a Minghao el cual ya había dejado esta vida para irse a otra.
Le tomó la mano y dejó un beso en el dorso, viendo el rostro sereno del sueño eterno que invadió a su amado.
—Te amo, espera por mí que pronto estaré contigo —dijo en un susurro.
Entonces se puso de pie y buscó en el cajón de la mesita de noche donde había un montón de suplementos médicos, medicinas, jeringas y torundas.
Mingyu tomó una jeringa y varios botes de vidrio que tenían medicamento, metiéndolo en el bolsillo de su pantalón.
Luego observó a Minghao, el cual lucía en paz después de todo lo que había sufrido. Mingyu estaba tan destrozado que ni una lágrima podía soltar, como si le hubieran arrebatado hasta su capacidad de llorar.
El mundo dejó de tener sentido, dejó de ser una entidad con momentos bellos para volverse la nada. Sólo el mundo sin Minghao, y Mingyu no podía vivir en él en soledad.
Retiró unas hebras castañas de la frente de Minghao y acomodó su cuerpo para que quedara boca arriba con sus manos en el pecho. Sus párpados cerrados, la máquina que no podía medir sus signos porque simplemente no había. La serenidad de la muerte.
Mingyu lo observó en silencio, con los colores perdidos a su alrededor y con la mitad de su alma arrancada.
Después de unos momentos fue hacia la sala y su gesto delató las noticias que su voz perdida debía de decir, pero no podía. No pudo, sus amigos sólo hicieron la pregunta y él asintió.
Junhui soltó un grito desgarrador y sus amigos no tardaron en jadear y algunos de ellos lloraron enseguida, tratando de darse consuelo entre ellos.
—Necesito estar solo —dijo Mingyu, cuando iba a recibir consuelo de Jeonghan y sus amigos lo comprendieron, pero Mingyu parecía muerto también, porque su gesto no tenía ninguna expresión y hablaba tan tranquilo que no parecía invadido por la profunda tristeza que era tanta que no entendió porqué no había fallecido por el suplicio y tormento que significaba.
El moreno aprovechó la agonía en la que se sumieron todos sus amigos y salió del departamento para dirigirse a su auto, sin que ellos lo notaran.
Se subió en él y manejó por las calles de Yabbay que no tenían nada especial, que sólo era una ciudad y ese concepto era sólo eso para Mingyu, como todo los demás. No había belleza ya, no había más que cosas con formas, de color gris, sin significado alguno.
Había llegado el momento y él se había preparado para ello, por eso no se había derrumbado, porque había otra cosa que tenía que hacer.
Manejó sin prisa, aunque no se detuvo en ningún momento hasta llegar debajo de la colina verde de Yabbay. Se bajó del auto y miró hacia arriba. Era de noche y en esa oscuridad sólo las luces de las lámparas y la de la luna menguante iluminaban el mundo.
La colina no se veía tan brillante como la vez que fue con Minghao, pero eso era obvio para Mingyu. Sin Minghao, simplemente no había sentido de nada. Y sin sentido, nada importaba.
Comenzó a subir la colina, pasando los árboles uno a uno. La brisa era cálida y el cielo tenía estrellas en lugar de nubes, pero Mingyu no podía verlas con admiración, sólo seguir caminando hacia arriba sin detenerse.
Avanzó hasta subir al máximo que era el punto álgido de la colina, donde había una simple banca que decían, te podía cumplir tus deseos.
Mingyu entonces sonrió con amargura y puso las manos en los bolsillos de su pantalón, girándose para ver Yabbay en su plenitud.
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Palliatus (GyuHao)
Fanfiction[ the place where wishes come true series ] en la vida hay momentos difíciles y a veces todos ellos parecen acumularse, amenazando con hacernos caer con fuerza hasta quitarnos la voluntad de levantarnos. mingyu recibe una mala noticia que está por c...