La primera vez que lo vi, había sido justamente cuando el mundo estaba en contra mí, la mala suerte parecía rodarme justamente en ese día, el día que me fui de casa.
Ese día estaba lloviendo, parecía el momento de una escena romántica, y justamente no había traído conmigo mis paraguas porque los días anteriores hacía un calor del infierno, pero en las noticias del 23 de enero del 2023, anunciaban que una lluvia torrencial se aproximaba, y a mí me había dado un reverendo igual, porque después de decantarme unos segundos, deje el paraguas.
Había llegado a la empresa, un poco tarde, aunque el "poco" era subjetivo, ya que llegue dos horas tardes, pero bueno, no podía contra la naturaleza, no tenía coche y tuve que esperar en la parada de autobús, una hora, porque justamente cuando iba llegando el ultimo autobús había partido, que me parta un rayo pensé.
—por favor, espere —grite desperrada para que la persona que estuviera en el ascensor lo detuviera, aunque pensaba que no lo haría, lo hizo.
Amén. Tendré que darle las gracias a dios por este milagro.
Entre en la jaula de hierro, sin observar a nadie, aunque solo había una sola persona, cosa que no me había percatado, sino luego, cuando él dijo:
—¿a qué piso te diriges? —dijo él con su voz ronca.
En ese momento mi cerebro se encontraba en modo apagado, y tuve que repetir la pregunta varias veces para poder contestar, no sin antes respirar y enfrentarme a mi interlocutor.
Oh, dios, era el hijo del jefe, aunque por dentro estaba nerviosa, me tranquilice, y dije como si me estuviesen operando:
—al piso 7 —y para no quedarme como maleducada agregué—: y ¿a qué piso se dirige usted? —punto positivo para mí, siempre con la formalidad, muy bien Anastasia.
—al piso 12 —el último piso, el de su padre, y lo único que hice fue asentir.
¿Qué se supone que debo decir después de eso?, ¿acaso debo decir algo?, eran las preguntas preguntadoras que tenía en el cerebro.
¡Ring!
No pude evitar suspirar, por fin llegué a mi destino, debía enviar unos archivos a nomina, ir a dejar unos papeles al piso 5, joder de...
De repente, no sé ni cómo, quede suspendida en los brazos de Stefano, mientras él decía:
—¿te encuentras bien?
Joder, no sé ni que paso.
—tropezaste con tus zapatos.
Hay no, hay que pena, ¿Por qué a mí?
Lo que no sabía era, que las cosas que comienzan mal, pudiesen terminan bien, con mucho esfuerzo.
°Si les gustó el capítulo, comenten, denme una estrellita y siganme. Me ayudan mucho
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Mil Estrellas Por Ti
RomanceAnastasia y Stefano, son polos opuestos, o ¿Tal vez no? Stefano, un chico rico, que después de cumplir los 18 años viajo a diferentes países para aprender sus culturas y cumplir su mayor sueño: ser fotógrafo. Anastasia, una chica lista, de buenos va...