Capítulo 2

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—Este...muchas gracias por salvar mi vida, ni siquiera me di cuenta de lo que paso —dije muy apenada.

Lo único que hizo él fue, tomar un cabello negro ondulado entre sus dedos y colocarlo detrás de mi oreja.

—Hermoso —dijo con una sonrisa.

Y a esté ¿qué le pasa?, ¿será que le está hablando a otra persona?, y me respondí no, porque me estaba mirando a mí, como si quisiera saber todo de mí, con solo mirarme.

—Muchas gracias —dije de forma rápida, y me deshice de sus brazos y me fui rápidamente, en una carrera mortal, como si un león me persiguiera.

Dios, debo oler horrible, mejor me cambio, gracias a dios, que, por alguna estúpida norma de pulcritud y elegancia, nótese el sarcasmo, teníamos un uniforme de repuesto en la empresa.

Luego de ir a buscar mi uniforme, y no encontrar nada, mi cerebro me advirtió de que nunca encargue el mío, ya que me parecía estúpido que algo te pudiese pasar de tu casa al trabajo, ahora sé que no, suspire sonoramente, y tuve que pedirle prestado el suyo a amiga Carla, y ahora parecía un pequeño bollo a punto de estallar.

Ella siempre pedía tallas más pequeñas, a su talla real, y por ser flaca, todo estaba tan pegado, me sentía como...todavía no encontraba una descripción, pero debe haber alguna que se apunte a mi contexto.

—Avísame cuando el bombón venga por aquí, debo entregarle unos presupuestos.

—¿El bombón? — pregunté.

Y ella me miro como si fuese estúpida, y dijo después de darme una mirada de muerte:

—Claro, mi bombón Stefano.

Para nadie era un secreto que Stefano, mantenía relaciones con mi amiga Carla, y aunque él siempre pasaba por esta área por ella, nunca lo había visto, hasta que me ocurrió lo del ascensor.

Odio mi memoria. ¿Podrías olvidarlo, please?

—Siempre traeré conmigo un paraguas.

Qué día tan...emocionante por no decir otra cosa, ya sentada en mi silla, no me quería parar, para nada, me dolía hasta el alma, debe ser que me estaré enfermando, tal vez, llame a Carla para pedirle algo para evitar la fiebre; además, de ser amable, coqueta y una parrandera, siempre lleva consigo un arsenal de medicinas consigo, a veces le decía, la farmacia ambulante.

—Dios, estoy cansada — luego de realizar mi jornada laboral, y estarme muriendo en el proceso, literalmente, ya que, Carla no tenía nada para los dolores de cabeza, unas horas más tarde, me encontraba casi necesitando una bombona de oxígeno, pero para terminar de matarme yo misma.

Con un pañuelo en la mano, dije de forma entrecorta

—Carla, muévete me estoy —ashu, ashu — muriendo.

De repente veo una mano frente a mí con una pastilla.

—Carla, me dijo que su amiga estaba resfriada — dijo Stefano, con una sonrisa.

—No es por nada, pero no sé si quieres, drogarme, matarme y violarme, y no en ese orden las dos últimas —exclamé, moqueando y estornudando.

Lo único que él hizo fue reírse.

No puede evitar apreciar sus facciones, eran bonitas, proporcionales, jejje, realmente no sabía cómo describirlo, solo podía decir que era hermoso, es hermoso.

Cállate, cerebro delirante, mejor piensa en un tren o qué se yo.

—Anastasia, tomate esas pastillas, desconfías hasta de tu madre — dijo Carla a lo lejos, dios que pena, y más faltaba decir: —coño.

Joder, alguien más que se llame Anastasia aparte de mí, levanten la mano, ¿no?, ¿nadie?, ¿seguros?, help me.

—Anda tómatelo, serás muy hermosa, pero eso no es mi procedimiento para conquistar chicas —¿quéeeeeeeee?

—Gracias, gracias.

Suspire mil veces, acepte la pastilla y el vaso con agua, que no sé de donde salió, tal vez lo haya sacado de la poceta, y ni idea yo, y me lo zampe rápido.

—Si me muere te perseguiré por toda tu vida, imbécil— le grite a Carla.

—Sería un gusto para mí, tener tan agradable compañía — dijo riéndose.

Después de reírme un poco más, me levante y por ser tan imbécil, digo levantarme rápido, casi me caigo, pero realmente fue un casi, ya que unos brazos me sostuvieron.

—No me molestaría que esto se hiciera costumbre —dijo el señorito muy galante.

—No, no creo —respondí a la defensiva, cosa que hizo que cambiara su semblante.

—Tranquila, solo quiero conocerte más.

¿Conocerme?

Mil Estrellas Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora