Peso Frágil: Error Favorito 5

Parte Nueve

No paso ni un minuto entre que Jack comenzó a gritarle por su padre y cuando Hotch entró corriendo a la sala de estar ya al borde del pánico. Emily vio cómo sus ojos escudriñaban y se posaban en Jack, que estaba junto a las puertas francesas que daban al porche trasero. Estaba medio detrás de las cortinas, y siete de los nueve adultos en la habitación fueron a buscar armas que no llevaban, incluida ella.

Jack miro a su padre. "Está nevando, papi".

Y sin más, las manos cayeron, los cuerpos se relajaron y comenzaron a moverse hacia las ventanas. Hotch retiró la cortina para ver y asintió. "Sí lo es."

"¿Puedo salir y jugar?"

Hotch estudió al niño pequeño, cuya cara de bebé estaba levantada como un ansioso querubín. El jefe de la unidad suspiró y finalmente asintió. "Pero te pones tu traje de nieve y muy abrigado con el gorro y los guantes, el que te regaló la abuela".

Jack ya estaba bailando de emoción, pero García lo atrapó antes de que pudiera escapar. "Espera, quiero fotos antes de hacer nada mas". Ella miró a Jack. "¿Te importa?"

Adoptó una cara en blanco, no muy diferente a la de sus padres, mostrando el más mínimo goteo de decepción. Claramente lo hizo, pero fue demasiado educado para decirlo.

"¿Qué tal esto, me sonríes un poco y saldré contigo y te ayudaré a tirarle bolas de nieve a tu papá?"

Los ojos de Jack se iluminaron de nuevo y asintió con la cabeza, lanzando una sonrisa traviesa a su padre.

García se encogió de hombros. "Lo siento, Hotch".

Él solo puso los ojos en blanco.

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Emily y Rossi fueron los únicos que quedaron adentro, parados juntos ante una ventana, mirando a siete adultos y tres niños pequeños jugar en la nieve. García, Kevin y Jack se habían unido contra Hotch y Reid, lanzándose bolas de nieve, aunque obviamente intentaban no golpear a Jack. JJ y Will estaban enseñando a Henry a rodar bolas de nieve y Will estaba jugando con el escudo humano para cualquier bola de nieve perdida que volara hacia su hijo. Y Morgan estaba sentado en los escalones de la casa, Addy en la nieve entre sus pies, estudiando el polvo blanco con extremo interés. Ella estaba muy apretada y apoyada contra una de sus piernas.

"Es una buena imagen", dijo Rossi.

Ella lo miró. "Sí, es agradable estar juntos sin fotos de escenas del crimen e informes policiales".

"Mi abuela, esta diminuta anciana siciliana que era al menos en parte escupe fuegos, solía decir que mientras una familia tuviera hijos, era rica. Que los niños recuerden a los adultos cansados ​​y con exceso de trabajo que se regocijen en la vida, sonrían a menudo y se rían aún más. Que un hombre que sabe disfrutar de su vida, incluso durante las dificultades, es más rico que un hombre con un puñado de diamantes ".

Emily se volvió hacia él. "Sin embargo, ¿nunca tuviste hijos propios?"

Él inclinó la cabeza hacia un lado. "Tuve tres matrimonios terminados en odio, no puedo imaginar que hubiera tenido más éxito con los niños".

"¿Te arrepientes?"

"A veces, supongo ... pero estoy bastante contento con lo que tengo". Él sonrió. "¿Qué hay de ti? Parece que has llevado bien a la maternidad, teniendo en cuenta lo mucho que te avisaron".

Ella puso los ojos en blanco. "Todavía tengo pesadillas sobre ese vuelo".

"Bueno, pasarás a la historia de la Oficina, querida. Los instructores de la Academia contarán esa historia a los cadetes de ojos brillantes, y la mujer que dio a luz en el baño del jet BAU será infame".