Y yo moriría mil veces por poder recibir amor sin pedirlo, sin haberme dado cuenta ser llevada, de improviso, a un sitio en que los ojos se miran sin desprecio.
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Y yo moriría mil veces por poder recibir amor sin pedirlo, sin haberme dado cuenta ser llevada, de improviso, a un sitio en que los ojos se miran sin desprecio.