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Jimin entró a su oficina rápidamente, lo que había pasado lo dejó bastante estresado, apenas llegaba y ya había problemas.

El pelinegro suspira y se acerca al perchero que estaba en su oficina, para dejar su abrigo y la bufanda que le había puesto su esposo, para seguidamente ponerse la bata blanca.
Su oficina era grande, y era decorada por los premios que obtuvo por su gran desempeño como doctor. Medallas, diplomas, trofeos, etc.

Al tomar la bata e ir a su escritorio, para en seco al notar algo extraño en la bufanda que anteriormente había dejado por el perchero de pie. Con una expresión sería, se acerca de nuevo hacia la bufanda, dándose cuenta que lo que tenía era un cabello rubio, lentamente se acerca para poder tomarlo, sintiendo que el corazón de le saldría del pecho.

Un cabello rubio.

— Hola... –habla una voz femenina detrás suyo— Me dijeron que podía pasar, pero...

Jimin voltea dejando de lado lo que estaba por hacer, para mostrarle una sonrisa a la chica que tenía en frente.

— Lo siento, siéntese por favor. –responde Jimin tratando de mantener la calma–

Le echa un último vistazo a la bufanda y va a hacia su escritorio para sentarse.

— Discúlpeme, ¿qué me decía? –pregunta el pelinegro, bastante desorientado–

— Tengo un problema con el sueño... no puedo dormir.

— ¿Y hace cuánto tiempo le ocurre eso? –pregunta Jimin, tomando una libreta que tenía cerca–

— Tomo unas pastillas, duermo bien cuando las tomo, pero el médico no me las receta. –sigue hablando la femenina–

Sin darse cuenta, Jimin voltea su mirada de nuevo hacia el perchero, sin poder quitar la vista de allí.

— Me sienta bien tomarlas, si me hace el favor de recetarmelas usted... —sigue hablando la chica, pero Jimin ni siquiera la escuchaba—

Entonces Jimin se pone a pensar y recuerda lo sucedido en la mañana con el bálsamo labial que encontró en la chaqueta de Jungkook, un dolor en el pecho y una voz hablándole, hizo que saliera de su trance.

— ¿Doctor? –la chica lo mira preocupada—

Entonces Jimin sale de sus pensamientos.

— Lo siento, no recetamos las solicitudes de los pacientes. —contesta rápidamente— ¿No ha ido a ver a un psiquiatra? 

— Doctor, no voy a ir a psiquiatra solo para esto, por favor... –responde la pelinaranja ya desesperada—

— Por favor, doctor, he leído en internet que los doctores pueden recetarlo, por favor, hágame el favor, si no me lo receta, no querrán vendermela, no le est- —Jimin la Interrumpe rápidamente—

— Tengo muchos pacientes esperando, si no necesita nada más, le pido que se retire. —contesta de manera seca—

La pelinaranja se levanta para salir, pero antes le dice al doctor:

— Gracias, doctor, enserio, gracias. —termina al borde del llanto, para luego salir de la oficina—

Jimin suelta un largo suspiro cuando ya está solo, entonces se levanta, y vuelve a caminar hacia la bufanda.
Cuando está lo bastante cerca, lo ve, está seguro, es un cabello rubio, cabello de una mujer. Lo toma en sus manos, y está seguro por el largor, que es de una mujer.

— ¡Aquí estoy! —entra una mujer a la oficina— Jimin, querido, vine a hacerme la revisión periódica y quise pasar a verlo. ¿Me puedo sentar?

— Si, claro.

Jimin no podía quitar la vista de aquella mujer, era la esposa de Namjoon, amigo de Jungkook, la señora Jisoo. Pero eso no era lo llamativo para el pelinegro, la señora Jisoo tenía el cabello rubio.
Tal vez suena muy paranoico, pero él no lo podía evitar.

— ¿Qué es esto? —pregunta el pelinegro por el sobre que le pasó Jisoo—

— Es mi exhibición, llevo un tiempo pintando y...

Lo único en que Jimin se enfocaba, era en el cabello de Jisoo.

Él comenzaba a pensar que Jungkook lo engañaba con Jisoo. 

— Será en un nuestro hotel, y me encantaría que venga. —continua una Jisoo muy sonriente—

— Lo siento, señora Jisoo, pero no tengo tiempo.

Trata de mantenerse firme y dar una de sus mejores sonrisas.

— Vamos, doctor, usted me salvó la vida, es lo menos que puedo hacer.

— Solo hice mi trabajo.

— Siempre dice eso, pero-

— Enserio muchas gracias por la invitación, señora Jisoo, me alegra que esté teniendo una nueva vida, enserio. Pero no creo poder ir. —responde Jimin quitando la mirada del cabello de Jisoo y mirándola fijamente—

— Mi vida cambió desde ese día, nuevas experiencias, nueva casa, nuevo cabello, ¿Le gusta mi color de cabello, no? —dice Jisoo tocandose la punta de su cabello—

— ¿Cómo?

— Es que lleva mirándome el pelo —Jisoo suelta una pequeña risa—

Jimin vuelve a mirar el cabello rubio que había encontrado y dejado en la mesa de escritorio, para luego sonreír y decirle a Jisoo que el color le quedaba muy bien.

— Muchas gracias, Jimin querido, no quiero hacerlo perder más tiempo, le espero a usted y a su marido. —dice Jisoo poniendose de pie, lista para irse— Habrá una gran sorpresa para ustedes esa noche, ¡los espero!

Y sin más, Jisoo sale de la oficina de Jimin.

Horas más tarde.

Jimin salió del hospital y ahora se encontraba en la salida del colegio, esperando a su hijo Soobin.

Se sentía perdido, sin orientación, no sabía cómo sentirse por lo que acaba de pasar por la mañana, le dolía pensar lo que tenía en mente, no quería creer que eso sea verdad.

Entonces vió a una mujer con el cabello rubio que salía del colegio y se quedó mirándole sin ninguna expresión. Y así pasó con otras dos mujeres con el mismo color de cabello.

Se estaba volviendo paranoico y se sentía mal, muy mal.

Comenzaba a sospechar que su esposo, que su Jungkook lo estaba engañando, y con una mujer.

Se sentía traicionado.

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Una vez más, gracias por tanto. 🎀

• Traicionado || Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora