Tɪᴍᴇ ɪs ʙᴜᴛ ᴀ Cᴏɴsᴛʀᴜᴄᴛ

Capítulo 15: Días felices.

Lan QiRen regresó de la discusión en la Secta QingHe Nie de mal humor. Aunque había presentado correctamente sus quejas contra los Wen por su mala gestión del Abismo Acuático, los Wen alegaron ignorancia como era de esperar. Las otras sectas se quedaron quietas a un lado, negándose a mirarlo a los ojos.

Nadie se atrevió a ofender a los Wen. Lan QiRen no podía culpar a los demás por optar por permanecer neutrales. Si estuviera en las posiciones de la otra secta, también haría lo mismo. Desafortunadamente, fue la reputación de la Secta GuSu Lan la que tuvo que derrumbarse debido al Abismo Acuático.

Sin mencionar que los representantes Wen se atrevieron a decir que solo hubo unas pocas bajas, nada digno de destacar. ¡Por supuesto, los Wen podrían decir eso cuando no fueron ellos quienes casi se rompieron la espalda tratando de contener al maldito ser malvado!

Hablando de eso, Lan QiRen todavía no tenía idea de cómo él y los ancianos dominaron la energía resentida.

Ninguna de sus matrices funcionó. Sus ataques fueron inútiles y, sin embargo, de repente, el abismo transportado por el agua simplemente se disipó en el aire. Algunos de los otros ancianos le dijeron más tarde que escucharon el leve trino de un dizi, pero Lan QiRen lo descartó como nada más que un sueño. La Secta GuSu Lan puede poseer un montón de técnicas musicales raras, pero ninguno de sus cultivadores tocaba el dizi.

Era un misterio, en verdad.

Lan QiRen se sentó frente a Lan XiChen en su lugar de reunión designado, debajo del árbol de magnolia en flor, como de costumbre. Tomó un sorbo de su té, suspirando en el bocado antes de dejar la taza con un poco más de fuerza de la necesaria, derramando unas cuantas gotas.

— La conferencia en QingHe puede haber sido en vano, pero al menos nos hemos ocupado del Abismo Acuático.

Lan XiChen sonrió cortésmente. — Shufu, debe haber sido un viaje largo y arduo.

— Nada fuera de lo común. — descartó Lan QiRen, frotándose bruscamente su perilla. — Por cierto, antes de que lo olvide, atrapé algunos cadáveres para ayudar a entrenar a los discípulos. Haz que WangJi se asocie con los espíritus primero, ve si tenían algún arrepentimiento o deseo persistente antes de fallecer.

El joven hizo una reverencia. — Por supuesto, shufu. WangJi todavía es...joven. — sus labios se curvaron hacia arriba. — Pero tiene talento para comunicarse con los espíritus. Le informaré sobre este asunto.

Lan QiRen asintió. — Bien, no debería mantenerte aquí por mucho tiempo. Volveré a mis deberes como director una vez más. Espero que ninguno de los Jóvenes Maestros haya causado problemas mientras estuve fuera.

Le envió una mirada de complicidad a Lan XiChen, casi rogándole que dijera que, por supuesto, cierto discípulo vestido de negro y rojo estaba causando el caos nuevamente. Pero, para su sorpresa, Lan XiChen simplemente le devolvió la sonrisa y se inclinó.

— Shufu, los Jóvenes Maestros y discípulos son asiduos en sus estudios. Han estado estudiando diligentemente bajo WangJi y mi ala. A partir de ahora, la mayoría de los Jóvenes Maestros deberían poder aprobar los exámenes con gran éxito.

Lan QiRen se llevó la taza de té a los labios con una ceja arqueada. — ¿Es así? Entonces todo debe estar bien.

La sonrisa de Lan XiChen se amplió, su rostro radiante de alegría. — Sí, muchísimo. Su progreso es constante, muy admirable. Especialmente con Jiang-GongZi y Wei-GongZi tomando la iniciativa de las sesiones de combate.

Lan QiRen se atragantó con el té.

Se lanzó a un ataque de tos, con la cara enrojecida tanto por la falta de oxígeno como por el shock. — ¿Q-Qué? — chilló antes de contenerse, aclararse la garganta y calmar su tono. — ¿P-Por qué Wei WuXian y Jiang WanYin están dando lecciones en tu lugar?