One Shot

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Peter se levantó de golpe, el sudor corría por su sien, su respiración entrecortada y rápida, sus manos agarraban fuertemente las sábanas. El corazón le latía desbocado, casi lo podía sentir en su garganta luchando por salir.

Aguantó las ganas de vomitar y se levantó con una mano presionando su estómago. Hacía ya un tiempo que no tenía esa clase de pesadillas.¿Por qué habían vuelto? Realmente creyó que había superado el miedo y la paranoia.

Fue hasta la minúscula cocina para tomarse una aspirina con la piel pegajosa.

Toda esta situación le estaba causando gracia. Había pasado de ser un increíble alfa a ser un simple humano inútil.

Hacía un año que había perdido sus poderes como hombre lobo. Su sobrino se quedó con su posición de alfa, y él había sido reducido a la nada. Había oído hablar sobre eso, hombres lobo que se quedaban sin su parte lobuna por cometer demasiadas atrocidades. Algo así como el karma.

No podía quejarse, reconocía que era una persona con la que nadie quería cruzarse ni de casualidad. No es que se enorgulleciera por lo que hizo, pero era necesario en su momento.

Todos sufrían por la perdida de su ser querido. Peter lloraba por ser el responsable de todas esas pérdidas, y nadie entendía la gran carga que llevaba en la espalda, todo el remordimiento y las lágrimas tragadas. Nada podía doler más que llevar el peso de esas muertes.

El timbre de la puerta resonó por todo el departamento. El sonido hizo eco en su cabeza como una campanada. No tenía ganas de recibir visitas. Nunca las tenía. De hecho, desde que había perdido sus poderes no había visto a nadie de la manada. Ni siquiera a sus propios sobrinos.

Se quedó tirado en el sofá como el desecho que era. Aún así la persona al otro lado de la puerta siguió insistiendo incansablemente.

Dio un gruñido patético y se levantó enfadado. Quien quiera que fuese se iba a ir a tomar por culo bien rápido, pensando mil maneras de echarlo y quedarse a gusto mientras abría la puerta.

Pero toda la retahíla de cosas que iba a soltar se quedaron atrapadas en su cerebro al ver al pequeño revoltoso allí. Esos dulces caramelos mirándolo fijamente. No quiso analizar todo lo que pasaba en su cuerpo al ver a Stiles allí parado.

—¿Qué haces aquí?

—Sí, yo también me alegro mucho de verte— Stiles pasó por debajo del brazo de Peter y entró sin darle casi oportunidad de moverse.

—Stiles...

—Deberías entrar todo eso— Peter miró hacia donde señalaba el delgado dedo de Stiles y vio por primera vez el montón de bolsas acumuladas en la entrada, en su mayoría era comida y objetos de aseo personal. Suspiró y empezó a meter las cosas en la cocina, ni siquiera se había parado a hacer alguna broma sarcástica o negarse, lo tenía fuerza para eso .

Cuando terminó de entrar todo se encontró con Stiles tirado en el sofá sin zapatos. Desde donde estaba podía notar que el chico había perdido peso. Estaba delgado y pálido, sus labios habían perdido un poco del brillo que alguna vez en el pasado lo habían vuelto loco de deseo. Supo que Stiles se había dado cuenta de su escrutinio enseguida. El pequeño caramelo se llevó un dedo a la boca, lamiéndolo de arriba a bajo y chupándolo como si estuviera haciendo la mejor de las mamadas.

El pene de Peter no tardó en reaccionar, tembló dentro de sus pantalones provocando un escalofrío que creyó nunca volver a sentir.

—¿A qué has venido, Stiles?— se incorporó y se acercó hasta donde se encontraba Peter en medio del salón. Enredó sus dedos en la cinturilla del pantalón y tiró de ellos hasta que los dos estuvieron pegados.

Love Me So [Peter x Stiles] -editada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora