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— ¡Madam! ¡Ya llegué! — Jimin llamó a la tienda casi vacía, sin esperar una respuesta a cambio. Volvió a colocar la llave en su escondite y comenzó a descargar los materiales de las pesadas cajas para los estantes.

— Jimin-ah, ¡qué gusto verte! ¿Cuándo entraste?— Le sonríe a su jefe, quien tiene problemas de audición.

— Hace un par de minutos. — Terminó una sección de los estantes y se volvió hacia la dama, mostrándole la linda sonrisa que ella bien conocía. Era una hermosa sonrisa.

Jimin nunca sonríe en casa, pues nunca le dieron algún motivo para hacerlo, pero en cambio, la anciana siempre mostró su amabilidad con el chico, quien le recordaba a su propio nieto. Ella siempre estuvo para él, tratandolo con respeto y él estaba agradecido por cada momento.

— ¡Jimin, eres tan maravilloso! Me alegra mucho que vengas cuando puedas, no he tenido suficiente ayuda estos días... — Ella le devuelve la sonrisa y se acerca a la caja registradora. — Si tan solo mi nieto pudiera venir y ayudar. Oh, cómo odio que hayas tenido que esperar tanto para conocerlo. — Agacha la cabeza, avergonzada. Pero Jimin no quería que la dama se sintiera triste ni siquiera un segundo.

— ¡No, está bien! Lo veré cuando sea el momento indicado — Las manos de la dama tiemblan, mientras él se apresura para consolarla. Que lindo que es.

— Es solo que... sé que debe ser difícil para ti no tener tantos amigos por aquí, pero enserio me gustaría que ustedes dos se conocieran. — La anciana no sabía que Jimin si tenía muchos amigos, aunque a veces sentía casi, que no tenía ninguno.

Él comenzó a ayudarla hace un tiempo y cada vez que lo hacía, ella le preguntaba el por qué. Él siempre respondía cosas como, no tengo muchas cosas por hacer o algo como, no tengo amigos. Si tan solo supiera la verdadera razón.

— Mi nieto es muy amable, igual que tú, y tampoco tiene muchos amigos. Verás, mi hija eligió educarlo en casa y viven tan lejos que rara vez puedo verlo. — Un poco indecisa, camina alrededor del mostrador, su mano se mueve nerviosamente, como siempre lo hace cuando está ansiosa.

Oh, cómo le molestaba que su propia hija la dejara sola para formar una familia en otro lugar.

— Intentaré visitarte más a menudo si quieres. Tal vez no trabaje todo el tiempo porque tengo un montón de tareas que hacer, pero puedo... hacerlo en la parte de atrás... — La boca de la mujer se abrió, mostrando sorpresa en todo su rostro. — Si soy una molestia entonces-

— ¡No, Jimin! Me encanta tenerte cerca. No eres ninguna molestia. — Suena el timbre, alertando a un nuevo cliente.

— ¡Buenas tardes, avíseme si necesita ayuda para encontrar algo! — Sus ojos desaparecen entre sus arrugas, pero la sonrisa amistosa no es correspondida por el nervioso chico frente a él. Parecía de la edad de Jimin, tal vez un poco mayor a juzgar por sus rasgos faciales. Su tinte de cabello estaba un poco descolorido, pero se podía ver un toque de verde en el cabello rubio desordenado.

— De todos modos, quería decirte que mi familia... — Pero Jimin ya no le estaba prestando atención, estaba concentrado en el nuevo individuo. El chico tenía sus auriculares puestos, mientras se toma su tiempo en la tienda, inspeccionando cada artículo. Jimin volvió a mirar a la dama cuando ella dejó de hablar.

—Lo siento, ¿Que?, No estaba escuchando. — Ella continúa.

— Estaba diciendo que por fin tendrás la oportunidad de conocer a mi pequeña galleta de azúcar (un poco raro el nombre, ¿No?) porque se mudó a mi casa con mi hija y su esposo — Juntó las manos con alegría, incapaz de borrar la sonrisa de su rostro.

— ¡Eso es genial! Estoy muy feliz por ti, enserio. — Él realmente lo estaba. Jimin sabia cuánto los extrañaba, por la frecuencia en la que la vida de ellos salía de sus labios.

— ¡Debes mostrarle a mi nieto los alrededores cuando te conozca! Él necesitará saber todo el súper fu- ¿cuál es esa palabra que me enseñó?... Lit. Llévalo a todos los lugares iluminados a los que a tus futuros hijos les guste ir. ¿Bueno?

En el fondo, no quería que ella tuviera mucha más responsabilidad.  — ¡Claro que si! Eres como mi propia abuela! — Y claro era.

Jimin decidió ir a la trastienda para ver la supervivencia, comida y esas cosas, una tarea de la que se arrepentiría inmediatamente una vez que escuchó los gritos cuando se fue.

— ¡Ahhh! ¡Para! ¡Déjame! ¡Jimin!"

Corrió y vio los estantes más pequeños derribados y a la pobre mujer en el suelo. Quienquiera que fuera ya había dejado la caja registradora entreabierta y vacía. — ¡Dios mío! ¿Estás bien? Llamaré al 911. — Tomó su teléfono y salió corriendo, esperando ver al culpable, pero fue en vano. Casi nadie estaba afuera, excepto algunas parejas aquí y allá, nadie más.— ¿Hola? ¿911? Hola, ha habido un robo...

Una vez dentro, pudo ver a la mujer de rodillas, recogiendo los objetos esparcidos por todos lados. Ella se detuvo y las lágrimas cayeron al frío y duro suelo. — Me estoy haciendo demasiado mayor para este trabajo, Jimin... No creo que pueda seguir dirigiendo esta tienda.

Le rompió el corazón ver a la mujer minutos antes muy animada, derrumbarse en cuestión de segundos. Si tan solo hubiera alguna otra manera de consolarla, una manera que no sonara vacía cuando saliera a la luz. — No te preocupes, seguiré ayudándote mientras pueda.








Uyyyy, aquí ya se está poniendo todo en contexto, pero aún hay muchas cosas que no tenemos claras de Jimin. Pero por lo menos sabemos algo sobre Jungkook, que emociooon:3

Confidence || JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora