tobio

6.3K 284 1
                                    

resúmen: tobio con ganas de embarazarte.

nota: ambos adultos.

...

Llegar a este punto fue un accidente. Cuando susurraste lo que había enviado a Tobio al estado en el que se encontraba ahora. "Serías un gran padre, Tobio". Eso es lo que dijiste mientras sostenías a tu nuevo sobrino bebé en tus brazos. Y ahora estabas aquí.

—To-Tobio. —Su nombre salió de tu boca en un gemido. Tus tobillos estaban enganchados sobre sus hombros y sus caderas empujaban contra las tuyas más rápido de lo habitual.

—Luces tan bonita. —La voz de Tobio era baja en tu oído. Dejó escapar un suave gemido mientras te apretabas a su alrededor por los elogios. Las manos de Tobio estaban agarradas por la parte posterior de tus muslos, sus uñas perfectamente cuidadas se clavaban en la carne allí. Apretó y frotó con suaves círculos tus músculos tensos, en contraste con lo implacable que era, chocando contra tu cuello uterino con cada embestida.

—Tobio, es demasiado. —Tus palabras se arrastraban por haber estado presionada en esta posición durante tanto tiempo, con la cabeza nublada por la sensación de la polla de Tobio deslizándose dentro y fuera de ti.

Podías escucharlo cada vez que lo hacía, los sonidos obscenos de tu coño, siempre ansioso por volver a succionarlo. Tus muslos ardían por la posición y tus ojos hacía mucho que habían comenzado a llorar. Se necesitó todo lo que había en ti para apartarlos y ver cómo se veía Tobio encima de ti.

Parecía enviado del cielo. La capa de sudor que cubría su piel hizo que la tenue luz de la habitación reflejara su cuerpo, como si estuviera iluminado sobre ti. Su cabello estaba húmedo y pegado a su piel, a pesar de que hacía mucho tiempo que se había apartado el flequillo de la cara para que le fuera más fácil enfocar sus ojos hacia el lugar donde estaban conectados. Estaba mirando fijamente tu abdomen inferior, como si quisiera tener visión de rayos X para poder ver cómo te estirabas y apretabas cada vez que él presionaba contra ti.

—Sé que es mucho. —Él arrulló, sus labios besaron tu tobillo. Su voz y sus labios eran suaves y volviste a quejarte. —Aunque puedes soportarlo, ¿verdad querida? —Hipaste un sollozo cuando sus embestidas cobraron fuerza, forzando pequeños chirridos de tu pecho. —Quiero llenarte de bebés.

Te quejaste cuando él empujó tus piernas más contra ti, usando su peso para sujetarte más contra el colchón. La tensión sobre tus músculos y la presión contra ti hacen que tu respiración sea más jadeante.

—Te verías tan linda con tu barriga toda hinchada, con mi bebé dentro de ti. —Gemiste ante el pensamiento y sin querer te estrechaste a su alrededor, tu cuerpo estuvo de acuerdo con él antes de que pudieras. —Quieres eso, ¿verdad querida? —Murmuró, lo suficientemente bajo como para que pareciera que estaba hablando para sí mismo en lugar de para ti, pero no lo suficientemente bajo como para que no lo escucharas.

Hiciste lo mejor que pudiste para asentir con la cabeza.

—Sí, sí, Tobio. —Gemiste fuertemente, con la cabeza cayendo hacia atrás mientras él cambiaba la posición de sus brazos, uno ahora colocado sobre la parte posterior de ambos muslos, manteniendo su posición mientras la otra mano bajaba a tu clítoris. —Quiero hacerte.. —te interrumpiste con un pequeño chillido cuando sus dedos pellizcaron tu clítoris, tus caderas intentaron y no lograron levantarse de la cama, —hacerte papá, Tobio.

—Sí, joder. —Él gimió, sus dedos jugando descuidadamente con tu clítoris mientras sus caderas se movían hacia ti a un ritmo desigual. —Quiero que tengas mi bebé. Te doy tantos como quieras, amor. —Gemiste mientras caías, sin previo aviso, por ese acantilado por el que habías estado caminando. Tu cuerpo convulsionándose a su alrededor, gimiendo su nombre y dejando escapar ruidos obscenos. Podías escuchar cómo tu coño se mojaba, los ruidos de aplastamiento habrían sido vergonzosos si no estuvieras tan desesperada ahora.

—Por favor, por favor, Tobio. —Gemiste mientras sus ojos se cerraban con fuerza, el placer contorsionaba su rostro. —Quiero llenarme con tu semen. —Estabas jadeando, las lágrimas brotaban de tus ojos por la abrumadora sensación de que él continuaba follándote durante tu euforia. —Quiero tener a tu bebé.

Las maldiciones cayeron de los labios de Tobio mientras sus caderas tartamudeaban. Presionando lo más que pudo dentro de ti, te quejaste cuando pudiste sentirlo liberarse dentro de ti, un calor repentino llenándote, amenazando con filtrarse a su alrededor. Se retiró lentamente, con los ojos fijos en cómo tu agujero se apretó ante su pérdida. Inclinó más tus caderas, por lo que tu agujero estaba mejor en su línea de visión, sus dedos se movieron contra tu clítoris más rápido, movimientos practicados con precisión que te hicieron temblar debajo de él.

—Tobio, es demasiado... demasiado. —Te quejaste, tratando de moverte pero fallando por cómo te había inmovilizado. El placer era abrumador mientras movías tu cabeza de un lado a otro, gemidos y gritos caían de tu lengua.

Estaba demasiado ocupado viendo la forma en que tu coño se apretaba cuando te acercabas a correrte, empujando algo de su semen. Se apresuró a alejar sus dedos de tu clítoris, atrapando las gotas que se derramaban para empujarlas nuevamente hacia adentro. Jadeaste ante sus dedos y agrandaste los ojos mientras gemías más fuerte.

—No quiero desperdiciarlo. —Murmuró, aturdido por la forma en que sus dedos salieron cubiertos de más flujo tuyo y de su semen. —Tal vez debería darte otra carga. ¿Mmm? —Tarareó en pregunta, sus labios presionando la piel de tu pantorrilla mientras sus ojos se elevaban para mirarte a la cara. —¿Quieres otra carga, querida?

Por mucho que lloriquearas por la hipersensibilidad, tu cabeza asentía sin tu consentimiento, las palabras ya salían de tu boca. Hipaste un poco, con los ojos llorosos tratando de conectarse con los de él.

—Quiero otra, Tobio, quiero tener tu bebé.

—Sí, —reflexionó, ya alineándose de nuevo, ya duro por el pensamiento. —Te daré otro. —Presionó hacia atrás fácilmente, su semen ayudó en el movimiento mientras tú gemías de nuevo. —Te daré un bebé, mi hermosa mujer. —Él gimió cuando sus caderas comenzaron. Esta vez fue más lento, tratando de llegar lo más profundo que pudo dentro de ti. —Eres una buena mujer para mí, —murmuró, inclinándose más sobre ti y poniendo más tensión en tu cuerpo y más presión en tu abdomen, —me aseguraré de que tengas un bebé.

...
créditos, zorosprincess

𝘩𝘢𝘪𝘬𝘺𝘶𝘶 , 𝘵𝘳𝘢𝘥𝘶𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora