Era un día lluvioso en Tokio, en el año 2023. El sonido de las gotas de lluvia golpeando las antiguas calles de la ciudad creaba una sinfonía melancólica. El profesor Hiroshi Kaneko, un arqueólogo apasionado por la historia de Japón, estaba examinando un antiguo pergamino en la Biblioteca Nacional de Tokio. En sus manos, sostenía un mapa detallado de la ciudad de Edo del siglo XVIII.
Hiroshi estaba inmerso en su investigación sobre la historia de la dinastía Tokugawa cuando descubrió un detalle intrigante en el pergamino. Una marca peculiar señalaba un lugar específico en el distrito de Asakusa. Sus ojos brillaron con anticipación, sabiendo que este descubrimiento podía cambiar la comprensión de la historia japonesa.
Decidió visitar el lugar marcado en el pergamino, a pesar de la persistente lluvia que empapaba las calles empedradas de Asakusa. Al llegar, Hiroshi se encontró frente a un antiguo templo shintoísta, envuelto en la bruma de la lluvia. Intrigado, exploró cada rincón del lugar hasta que sus ojos se posaron en una antigua puerta de madera tallada.
La puerta, adornada con inscripciones en kanji y tallada con detalles exquisitos, parecía ser el portal a otra época. Hiroshi no pudo resistir la tentación y, con un corazón acelerado, empujó la puerta. Para su sorpresa, en lugar de revelar el interior del templo, la puerta lo transportó a un Tokio completamente diferente.
De repente, se encontró en medio de un bullicioso mercado de la era Edo. Las coloridas telas y los aromas de la comida callejera llenaban el aire. Hiroshi estaba atónito, incapaz de comprender cómo había llegado a este lugar. Fue entonces cuando sus ojos se encontraron con los de una dama elegante, vestida con un kimono exquisitamente bordado.
Ella lo miró con sorpresa y curiosidad, como si también estuviera desconcertada por la llegada de Hiroshi.
La dama se acercó con cautela, sus getas resonando suavemente sobre las piedras del camino. Su kimono era de un azul profundo, adornado con patrones de flores de cerezo que parecían cobrar vida bajo la lluvia. Su rostro reflejaba una mezcla de asombro y curiosidad, y sus ojos oscuros brillaban con una chispa de intriga.
—¿Quién eres tú?—, preguntó la dama con una voz suave pero firme, mientras observaba a Hiroshi con detenimiento.
Hiroshi se encontraba sin palabras por un momento, sorprendido por la repentina aparición de la dama y la extraña situación en la que se encontraba. Tragó saliva antes de responder, intentando encontrar las palabras adecuadas en medio de la confusión.
— Soy Hiroshi Kaneko, un investigador de la historia de Japón—, dijo finalmente, tratando de mantener la calma a pesar de la incredulidad que sentía.
La dama escuchó atentamente las palabras de Hiroshi, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto. Su expresión seguía siendo una mezcla de sorpresa y curiosidad, como si intentara entender la situación tanto como él.
— Un investigador de la historia de Japón...— repitió la dama, dejando que las palabras flotaran en el aire por un momento antes de continuar. — Es un honor conocer a alguien tan dedicado al pasado de nuestra tierra.
Hiroshi asintió, agradecido por el tono respetuoso de la dama. Aunque aún se sentía abrumado por la extraña experiencia, su curiosidad académica comenzaba a prevalecer sobre su asombro inicial.
— Me disculpo por la intrusión—, dijo Hiroshi, buscando mantener una conversación educada en medio de la desconcertante situación. —Llevamos hablando unos quince minutos y no he tenido el respeto de preguntar tu nombre.
La dama sonrió con amabilidad, apreciando la cortesía de Hiroshi a pesar de las circunstancias inusuales.
— No tienes por qué disculparte, Hiroshi Tanaka-san—, respondió ella con gracia.— Mi nombre es Umeko.
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ENTRE ERAS Y CORAZONES: UN ROMANCE EN EL TIEMPO©
RomanceHiroshi Kaneko, Umeko Watanabe, un pergamino misterioso y un problema: diferentes años, distintas épocas. Así comienza una travesía a través de los siglos, donde el amor se convierte en el hilo conductor de una historia que desafía las fronteras de...