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El sensei Asuma frenó sobre sus pasos cuando vio a sus compañeros detrás de una de las columnas que daban acceso al barrio Uchiha.

Se acercó con sigilo y colocando su rostro entre Guy y Kurenai, susurró.

—¿Qué se supone que hacen? 

Los tres se sobresaltaron, siendo los anteriormente nombrados, quienes gritaron mientras que Anko llevaba una mano a su pecho en un intento porque su corazón se controlara.

—Bastardo, anúnciate.—Le pidió Mitarashi.

Asuma elevó sus hombros despreocupadamente, viendo a la dama con una sonrisa divertida.

—¿Me van a contar? Saben que esto no está bien y pueden tener problemas con el clan.

Guy soltó un suspiro mientras sus ojos se llenaban de dramáticas lágrimas.

—Estamos intentando entrar para quitarnos una duda.—Dijo limpiando los bordes de sus ojos.— Necesitamos saber como luce Itachi Uchiha en la actualidad, pero siempre lleva su máscara.

Asuma supo que de nada servía decirles la razón por la cual lo hacían, siendo que cada uno de los ninjas de la aldea, sabían las reglas que aquella organización a la que pertenecían, tenían.

La mirada de Anko se posó por encima del hombro del hombre moreno que los había asustado y codeó a su amiga en complicidad.

—Es tu momento, Hana...—Dijo casi en un susurro.— Allí viene Shisui, ve a sacarle información.

La chica con los triángulos pintados en cada mejilla, asintió tomándose aquella misión como una de vida o muerte.

Caminó hacia el azabache que se acercaba a ella y con una sonrisa se colgó de su brazo, observando la mirada sorprendida del joven.

—Oye, he estado pensando...—Giró su rostro con timidez y sus mejillas sonrojadas.— ¿Qué te parece si tenemos una cita? Podríamos conocernos mejor, hablar de todo un poco. Sería bueno, ¿No?

Shisui boqueó por un momento, desconcertado de oír aquella invitación de la joven que había sido su compañera en la academia.

Solían hablar poco y nada e incluso, el saludarse ya era bastante cuando se encontraban. No convivían con el mismo grupo de personas más allá de conocerlos.

Hana lo observaba con una sonrisa coqueta, esperando que el joven acepte para poder sacar a relucir su curiosidad en cuanto tuviera la oportunidad.
Sin embargo, el carraspeo de una persona a sus espaldas los hizo voltear a ambos, obteniendo distintas reacciones de los presentes.

Cinco de los jounin, le dedicaron una mirada confusa por la interrupción a los ninjas ANBU que se ubicaban de pie a una corta distancia del grupo.
Y solo uno de los shinobis que portaba aquel acostumbrado chaleco verde con su camiseta azulada debajo, los veía con verdadero terror.

—¿Cómo se encuentra, Oso? —Preguntó Asuma con respeto.

Ninguno respondió y la mirada del grupo, viajaba desde los ninjas de élite, hacia el joven de cabello azabache y ondulado que negaba sin abrir la boca, con sus negros ojos enfocando las figuras frente a él.

El ninja con máscara de comadreja, continuó su camino ingresando al barrio Uchiha, dejando atrás a su compañero que solo había palmeado su hombro con suavidad antes de continuar su camino.

Shisui se quedó de pie unos minutos, no logrando que sus piernas reaccionaran a tiempo.
En cuanto puso su cabeza en orden de cada pensamiento que llegaba con velocidad, sacó su brazo de entre los brazos de su ex compañera de academia y se inclinó en una reverencia.

—No saldré en una cita contigo, lo siento.—Se incorporó en su lugar y la miró a los ojos.— Me encuentro en una relación.

Ingresó al barrio rápidamente sin mirar atrás, dejando a Hana y el resto de su grupo, con sus ojos abiertos más de lo normal por la sorpresa.

—Bueno, eso nunca me lo esperé.—Afirmó Guy.— Supongo que no es una opción sacar información de él.

Soltaron un suspiro cansino y caminaron lejos del barrio Uchiha, en dirección al pequeño restaurante en el que se solían juntar.

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La puerta de madera era golpeada con insistencia. Fugaku y Mikoto observaban a su hijo confundidos por quedarse de pie sin permitir que abrieran al desconocido que parecía necesitar a alguien de la familia con urgencia.

—Itachi...

—Es el idiota de Shisui.—Interrumpió molesto, sorprendiendo a ambos padres por la forma en la que se refirió al joven.— No se atrevan a abrirle.

El menor se aseguró de que la entrada se encontrara bloqueada y se sacó sus sandalias para ingresar al interior de su casa en dirección a su cuarto.

Estaba enojado. Había visto con claridad a la chica con su pecho pegado al azabache junto a su sonrisa coqueta y aún así, el jounin no había hecho nada por alejarla de él.

Su almohada era apresada entre sus dedos y estrujada buscando sacar la molestia que sentía.
Podía oír como la puerta sonaba con insistencia y luego de unos largos minutos, el sonido se detuvo.

Colocó su máscara en su mesa de noche y cerró sus ojos buscando descansar.


¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Tras las máscaras (ShiIta-Obikaka) (Minihistoria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora