PRÓLOGO

15 4 0
                                    

—Ellie, despierta.

—Mhhm—. Murmuró.

—¡Ellie, nos esperan 6 horas de viaje, levántate!

—Que sí, ya voy.

Ellie Dawson, 18 años y con 6 horas de viaje por delante desde Georgia hasta Florida. Pateó las cobijas y se levantó de mala gana, con el cuerpo pesado, los ojos hinchados y arrastrando los pies. “¿Cuál es el punto de esto? Nadie conoce esa isla.”, pensó al entrar a la ducha. Quince minutos después estaba llevando las maletas al primer piso.

—Bien por fin llegas, buenos días, bella durmiente—. Habló Sadie, su hermana menor.

—Chistoso, me reí—. Respondió con sarcasmo—, ¿En dónde pongo esto?

—Encima de las demás, a la derecha—. Apuntó.

—Bien.

Mientras movía las cajas pensaba en las diferentes razones por las cuales pasar el verano en la Isla Warren era una idea ridícula. Para empezar, el resto de su familia lo decidió sin ella, forzándola a pasar seis horas en la camioneta de su tío con su familia hasta Florida y pasar media hora más en un bote para llegar. Distraída por sus pensamientos, terminaron con las cajas y maletas más rápido de lo pensado.

—¿Llaves?

—Listas.

—Usaremos la casa de tus padres, ¿no?

 —Sí.

—¿Los pasajes del bote?

—Todo listo, Bill, ahora sube tu trasero al auto.

—Bien, bien. ¿Todo listo, chicas? —. Preguntó su padre con entusiasmo.

—¡SÍ! —. Gritó Sadie.

—¿Ellie?

—Sí…—. Dijo sin energía.

—Vamos, anímate.Warren no es tan malo, es solo una isla pequeña, te divertirás.

Entre olas y casas abandonadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora