❝ Frutilla ━ SAHYO | adaptación. ❞

35.

— Podes preguntar lo que sea, Minatozaki Sana. — soltó luego de verla pensativa. Ninguna quería irse a su casa todavía, JiHyo le había pedido quedarse en las hamacas de una plaza cercana hasta que se sintiera cansada.

— Es que, bueno, no sé mucho sobre el autismo.

— Soy una persona normal, pero no entiendo los chistes o el sarcasmo, es muy difícil para mí no decir lo que pienso y soy muy mala para reconocer sentimientos. Aunque mi hermana me ayuda a estudiar las expresiones faciales y los movimientos corporales.

— ¿No sabes lo que sienten los demás?

— Muchas veces no, y tiendo a lastimar sin querer diciendo la verdad. Creo que por eso no tengo más amigos.

— A mí de hecho me gusta que seas directa. — confesó sin querer.

Oh, bien, ¿será que JiHyo lo va a entender de otra forma?

— A mí no me gusta serlo. — dijo por fin, calmando a la otra. Bien, no la cagó. — Tampoco me gusta tu remera de hoy, perdón, llevo todo el día intentando no decirlo.

Sana soltó una pequeña risa.

— A mí tampoco me gusta igual, pero bueno. — mentira, estuvo media hora para decidir qué ponerse. Sin embargo, no se sintió mal por las palabras de JiHyo.

— Pero vos sí sos linda, Minatozaki Sana.

Sí JiHyo no estuviera viendo el cielo sobre su cabeza, se hubiera dado cuenta del rubor en los cachetes de Sana.

— Todo te queda lindo de todas formas.

— Gracias, JiHyo. Tu sinceridad no es siempre mala, ¿ves?

— ¿No lo es?

— No, conmigo podés decir todo con tranquilidad.

— Entonces, ¿no tengo que fingir que me gusta todo de vos?

— No.

— Bien. No me gustan tus manos, son muy grandes.

— Sí, un poco.

— Tampoco me gusta tu pelo, te haces peinados bonitos, pero sigue sin gustarme.

— Está bien.

— Pero me gustan tus ojos, igual que tu nariz y tu espalda. Me gusta tu forma de concentrarte en lo que te importa, o como te distraes con todo cuando estás en clase. Me gusta que seas real, no me estás mintiendo, o eso creo, no noté nunca que lo hicieras. Y sí así fuera, no me importaría, porque me gusta escuchar tu voz. También me gusta que creas que estás siendo discreta, pero en realidad puedo sentir que me miras casi todo el tiempo. Sos re rara, Minatozaki Sana, y creo que eso es lo que más me gusta de vos.