La luna llena brillaba intensamente en el cielo, reflejándose en las tranquilas aguas del río Cefiso. Arzen se sentó en su orilla, con sus espadas a su lado, su mente plagada de pensamientos oscuros, lo atormentaban, mantenía sus párpados cerrados, apretaba con fuerza su mandíbula. La voz de su padre resurgía en su cabeza: "¡Eres igual que yo, un Tenebris!" El eco de esas palabras carcomía su alma, la ira y la tristeza batallaban en su interior.
El recuerdo de su madre, Pisidice, la mujer que siempre le había mostrado bondad y amor, le proporcionaba una pequeña dosis de consuelo en su tormento. Sin embargo, cada vez que recordaba sus ojos azules y su dulce voz, lloraba, mientras más intentaba recordarla, más la imagen del rostro de su mama se desvanecía, reemplazada por la terrible escena de su muerte. Destellos en su mente de ese momento, se repetían una y otra vez, en un bucle interminable de desesperación y tormento, deseando devolver el tiempo y cambiar ese cruel recuerdo.
Su abuelo Leucon se encontraba a una corta distancia, observando al joven Arzen. El viejo guerrero estaba lleno de tristeza, pues ver a su nieto, en esa condición, mirarlo y entender que la sonrisa de aquel pequeño niño ya no estaba más! solo quedaba dolor y culpa. Entender para este Anciano que la vida de su nieto había cambiado trágicamente en una noche, hizo que Leucon se culpara por no haber estado allí, por no haber protegido a su familia de Zento. Pero lo que más le dolía era ver a Arzen luchar con las sombras que ahora habitaban en él, una lucha que parecía interminable.
Mientras Arzen lloraba silenciosamente, desde lejos, una jovencita le observaba Era una joven de cabello oscuro y ojos brillantes, una niña de la aldea cercana. Ella había escuchado los rumores de la tragedia que ocurrió en ese hogar, se acercó a Arzen , pues su curiosidad se lo dictaba, Pero al acercarse a Arzen, la joven se detuvo a un metro de distancia, pues un escalofrío le congelo el cuerpo y un miedo que todo ser viviente siente al saber que está en peligro... La hizo quedarse inmovil.
- Arzen... - susurró la niña, su voz temblorosa al pronunciar su nombre.
Arzen tenía sus párpados cerrados y su rostro hacia el Río, pero volteo lentamente hacia donde estaba la Niña y abrió sus ojos. La vista de sus ojos, consumidos por las sombras, la dejó sin aliento.
Un silencio seguido de el susurro de un pequeño Arzen que pregunta:
-- Quien eres???--- con voz ronca, aguda pero temblorosa y algo tenue
La Niña no podía dejar de ver esos ojos oscuros, Vacios, Huecos pero noto lágrimas en sus mejillas, eso la hizo entrar en razón, aclaro su garganta y dijo:
-- Soy... --
En ese momento, un grito desgarrador llenó el aire. El grito provenía de la dirección de la aldea. Arzen se puso de pie, seco sus lágrimas e inmediatamente un enjambre de sombras le rodeaban y entraron de golpe por sus ojos.
La Niña cayó sentada en el suelo y miro sorprendida que Arzen estaba de pie y aquel enjambre de oscuridad entraba en el a través de sus ojos haciendo que el cuerpo de Arzen se estremeciera cómo si electricidad pasará por su cuerpo.
Ella estaba horrorizada y paralizada por el miedo, Arzen exhalo un vapor frio y empuñó sus espadas y corrió hacia de dónde provenían los Gritos.El abuelo Leucon, ya iba a la par de su nieto y grito:
--Arzen Tenebris, recuerda!!! tienes el control!!! --
Arzen no respondió.
Voces dentro de Arzen:
-- Ya veremos --
La paz que había en la aldea había sido rota, y ambos sabían que su lucha no había hecho más que comenzar. El pasado de Arzen lo perseguía, y el futuro parecía incierto. Pero una cosa estaba clara: no permitiría que más inocentes sufrieran por su culpa, pues le ganaría con Luz, a la Oscuridad que se avecinaba.
ESTÁS LEYENDO
Arzen Tenebris: Camino hacia la Luz
Random"En un mundo de terror y caos, un niño ciego llamado Arzen lucha contra las sombras que lo dejaron sin vista, mientras descubre que alberga en su interior a una deidad oscura que lo obligó a cometer un terrible acto: el asesinato de sus propios padr...