NO EXISTÍAN MOTIVOS para sonreír últimamente, eso pensaba Milo Curtis. Ni siquiera el hecho de haber sido aceptado en la prestigiosa Universidad Prenderghast era suficiente, pues además de hacer a su madre orgullos también había ocasionado que la misma se endeudara hasta más no poder para asegurarse de que continuara sus estudios en dicha universidad.
Quizás existía un solo motivo para sonreír: Margot Evans. Era la chica más hermosa en toda la clase, probablemente la más hermosa en toda la universidad. Pero hasta el momento, Margot no le había dado motivos para sonreír sino para llorar.
Pocos días atrás tuvo la valentía de confesar su atracción hacia ella. Margot dijo “Gracias” y ese fue el fin de la historia. Bueno, no fue el fin. Durante las clases Margot suele acercar su silla a la de Milo, recuesta su cabeza en el hombro de él, comenta lo dulce que le parece Milo y rápidamente le recuerda que sus sentimientos no son correspondidos.
Sus amigos, Olav y Luke, constantemente le aconsejan alejarse de Margot. Un límite es necesario y Milo lo sabe. Si Margot no desea estar con él entonces no debería ilusionarlo todos los días al acercársele y hacerle cumplidos, pero aún le atraía demasiado. Si ella jugaba con él a Milo no le interesaba porque al menos podía tenerla cerca. Era algo estúpido y Milo lo sabe.
— Escucha, es la última vez que te lo diré. —comenzó a decir Olav. — Margot está jugando contigo. Ella tiene novio y aún así cuando estamos en el aula comienza a tocarte y a decirte cumplidos. Eso está muy mal. Dime, ¿cómo te sentirías si ella fuese tu novia y descubres que cuando le das la espalda está con alguien más?
— Quizás si vuelve a declarársele termine su relación y...—dijo Luke, pero fue interrumpido por Olav.
— Luke, no hables. Tú estás peor que Milo. También debes entender que April no quiere nada contigo.
Como resultado ahora Olav tenía dos amigos molestos. Milo comprendía que estaba molesto porque le habían dicho la verdad que él no deseaba aceptar.
Ese día, antes de dirigirse al gimnasio de la universidad para la clase de Educación Física, Milo enfrentó a Margot. Ella le rectificó que entre ellos jamás podría suceder algo. Aunque él esperaba esa respuesta no pudo evitar sentirse molesto.
Olav tenía muchas ganas de mirar a Milo y decirle: “Te lo dije”, pero no sería capaz de hacerlo sabiendo que su amigo además de molesto estaba deprimido y con el corazón roto.
— Margot es linda, pero no es April...—comenzó a decir Luke.
— Cállate, Luke. —se quejó Olav.
— April me quiere, no sé por qué ustedes no pueden verlo.
— Luke, lo acepto. Ella te quiere, pero solo como un amigo.
Luke se limitó a reírse. Hacerlo entrar en razón era algo muy complicado.
— ¿No piensas dirigirnos la palabra? —preguntó Olav a Milo.
— Margot fue quien te rompió el corazón, no nosotros.—comentó Luke.
Milo no respondió. Aún no estaba listo para aceptar que Olav tenía razón. Se sentía realmente mal. No podía ni siquiera mirarle a los ojos.
— No tienes que ser grosero, Milo. —dijo Margot en una ocasión. — No puedes obligarme a quererte de esa forma.
— ¿Yo estoy siendo grosero?
Milo por fin estaba siguiendo los consejos de Olav y había marcado un límite. Cada vez que rechazaba trabajar en equipo con Margot o incluso cuando le pedía que no acercara su silla, ella reaccionaba como si Milo fuése una persona maleducada.
— Vaya, te ves muy atractivo cuando te molestas. —comentó Margot.
— Déjame en paz.
Si Milo del pasado viajará para conocer al Milo del presente y le hablara sobre lo atractiva que era Margot o sobre como sueña con estar con ella, probablemente le daría un puñetazo. Era desconcertante como ahora deseaba estar en un salón diferente o quizás en otra universidad con tal de estar muy lejos de ella.
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Duquesas Sangrientas
RomantikLuego de ducharse, salió de su habitación sintiéndose muy cómoda en un vestido veraniego de seda azul con pequeños lazos en los hombros, ya no existía prueba alguna de que solo cuarenta y cinco minutos atrás Audrey Candem había torturado a Milo Curt...