The womanizer and I

1: Nueva Mamá

-Desirée, baja ya que es hora de irnos- dijo mi hermano ya sin paciencia de esperarnos a todos.
Me miré por una ultima vez al espejo y salí de mi cuarto.

-Ya estoy bajando-dije volteando los ojos, mientras bajaba las escaleras coloqué mi cabello en una alta cola de caballo. Abrí la puerta principal y salí seguida por mía hermanos. Mi padre nos estaba esperando en el carro. Apenas subimos todos arrancamos. No dijimos ninguna palabra; pues no era el momento indicado para eso. Pienso yo.
Luego de media hora en el carro llegamos al cementerio.
Lamentablemente "mamá 5" había muerto, al igual que "mamá 3" y "mamá 1". Lo se, esto suena raro pero me explicaré; mi madre biológica murió cuando to tenía 10 años, después de eso mi padre nos hizo llamarla mamá 1 al igual que las siguientes esposas que el tuviera. Ya sorprendentemente habíamos llegado a mamá 5, y de seguro no faltaba mucho para la 6. Mi padre decía que esto era como un juego pero a mi jamás, a comparación con mis hermanos, me pareció chistoso o algo por el estilo.
Luego del entierro nos dirigimos a la casa. Mis hermanos se encargaron de sacar todas las pertenencias de mamá 5, mientras yo iba por un vaso de agua.

- Desirée, necesito decirte algo muy importante - dijo mi padre entrando en la cocina y continuo sin haber esperado una respuesta - Tu sabes que mamá cinc...

- Lucía- lo corregí.

- Como sea - dijo y rodee los ojos mientras tomaba un sorbo de agua- Tu sabes que Lucia murió y pues ya no podemos hacer nada para hacerla volver a si que yo se tambi... - lo interrumpí

- ¿Cuál es el punto de todo esto?

- Ya tengo la nueva "mamá seis". Claramente no me he casado con ella pero ya muy pronto lo haré. - soltó tranquilamente.

- ¿Estás hablando enserio? ¿Otra? - suspiré

Se podría decir que mi padre era un completo mujeriego, pero nunca se lo diría a el. Es muy delicado con ese tema, aunque no lo parezca. Lo quiero, si, pero me da rabia como cualquier mujer puede entrar en nuestra casa y el después sin compasión la bota. Quizás el no sabe lo que realmente esta buscando para su felicidad.

-Des, tu sabes que no es mi culpa. Tu sabes que necesito una mujer. - dijo haciendo un poco de pucheros los cuales no me creí ni un poco.

- No, papá. Ya no se qué es lo que realmente quieres o no. Tampoco necesitas de una mujer para ser feliz, nos tienes a nosotros y es injusto que eso no sea suficiente para ti.

- Pues claramente los dos pensamos diferente. Lo único que diré es que mañana en la mañana vendrá Clarisa con su hijo. - empezó a caminar para salir de la cocina pero lo detuve.

Esto ya se estaba volviendo tedioso, era mas bien como un ciclo aburrido.

-Espera, ¿quien es clarisa? ¿la nueva?- pregunté confundida.

-Si, y con su hijo, Ian; tiene tu misma edad, creo.-seguidamente salio de la cocina.

Realmente estaba sorprendida. Ninguna mamá había traído un chico de mi edad. Bueno, yo se que no es la gran cosa pero no se en qué cuarto mi padre pensaría ponerlo. Y ya podía sentir algo en mi, podría llamarse peligro.

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-Des, ¿al fin iremos a la peluquería? - preguntó Noah, mi hermano mayor.

-La verdad no tengo ganas de ir, pero si no me pinto el cabello me matarán.

En mi instituto los mismos estudiantes tienen unas reglas. Las chicas allá son como un juego divertido el cual consiste en que si estas soltera te tendrás que pintar obligatoriamente las puntas de azul y si estabas en una relación o algo por el estilo tenias que pintarte las puntas de rojo. Era mejor dicho, las chicas de puntas azules estaban en el juego y cualquiera la podría conquistar en cambio las de puntas rojas salían del juego y no se podían tocar. Era igual para los chicos, en la nuca los solteros se pintarían de azul y los que estaban en una relación se pintaban la nuca de rojo. Obviamente a las chicas no nos gusta este jueguito ni mucho menos, pero si no te pintas el cabello los chicos harían cualquier cosa para hacerte la vida imposible, como por ejemplo cambiar las notas de tus exámenes; también se creía que si las chicas no llevaban el cabello pintado era porque les gustaba las de su mismo sexo. También ocurría con los chicos, si no llevaban pintada su nuca les haríamos lo mismo. Yo definiría ese juego como la cosa mas tediosa del mundo.