(10 años después)
No me creía lo que estaba haciendo, pero cuando el príncipe llego a la puerta de sus aposentos, llorando, con las heridas de garras cerradas por el medico real, sabia que teníamos que hacer algo.
Como amo al príncipe, fue imposible decirle que no cuando; con esos grandes ojos verdes, llenos de lagrimas, me pidió:
- Escapa conmigo, no volveremos nunca a sufrir- trate de disuadirlo en vano, pero no por mucho, al ver lo que quedaban de los libros que tanto amaba, carbonizados por el dragón rojo, yo mismo había ido con el a comprarlos y me termino de convencer.
Tome mis cosas, todo lo que pude meter en una mochila, mi padre dormía, murmure una disculpa mientras colgaba mi espada y mi mochila a mi espalda, por ultimo arranque mis sabanas.
Cuando volví con el príncipe, lo cubrí con las sabanas, sus rasgos felinos no pasaban desapercibidos, no dije nada cuando lo único que metió en su mochila fue el diario de su madre y libros, yo había robado todo el dinero que había podido encontrar.
Al amanecer ya estábamos a punto de llegar a la cuidad, era un largo camino, normalmente se hacia en carruaje, pero nosotros fuimos ocultos por el bosque, hasta que el sol nos ilumino la cuidad, en toda su riqueza y gloria, decidí acampar, el príncipe no había dormido en toda la noche; dormir por el día y movernos por la noche era nuestra mejor opción, no podíamos hacer fuego y no podíamos dejarnos ver a plena luz del día.
- Pareces preocupado, come esto, estas curando tus heridas, necesita descanso y energía.
Lo tomo, debía estar hambriento y agotado, porque el príncipe detesta el pan, y eso es lo que le había dado, me sorprendió verlo comer y escupir.
- argh, Collin! Pan?! lo odio, porque lo traes?! - alce mis orejas sorprendido, el príncipe a veces ponía a prueba mi paciencia.
me acerque y examine su rostro, las heridas no eran muy profundas, pero una de ellas atravesaba su ojo y ceja, me fije bien y vi el daño en su pupila.
- Mi príncipe, es que no ha notado que esta ciego de un ojo? - retiro mis manos, mirando al suelo, trague saliva.
- Ya lo se, pensé que lo habías notado y por eso caminamos de la mano - me hizo sonrojar y esta vez yo mire a otro lado.
- le duele? puede esperar aquí, iré a por medicinas a la cuidad- pero me detuvo cogiendo mi mano
- no! no me dejes solo, por favor- lo pensé unos segundos, pero al final me senté de nuevo a su lado, en el húmedo suelo del bosque, descanso su cabeza en mi regazo y me dedique a montar guardia, acariciando sus cabellos, blancos como dientes de león, brillante como la luna y suave como una canción de cuna, su respiración se relajo al dormirse, estaba tentado de besarle, tenerle.
- lo amo, lo voy a proteger, mi príncipe.
La cuidad seguía muy activa de noche, puestos de comida, música y espectáculo, fuego y calor en la calle, incluso niños.
El príncipe amaba esta cuidad, yo solo podia sonreír viendo su danza al andar y su entusiasmo, decidí dejarle olvidar que huíamos, ese fue mi error, ya que al bailar, choco con un rinoceronte enorme que estaba vendiendo carne, tenia un cuchillo carnicero en la mano y echaba humo, corrí y me puse entre el y el príncipe, la espada podia delatarnos, cogí el puñal que llevaba en la manga, aunque sabia que no era rival para el, por eso agradecí que un zorro le diera una patada en la pierna, en cuanto se giro, nosotros también salimos corriendo, el príncipe era mas rápido que yo, no sabia a donde iba, estaba seguro de que ya no podrían seguirnos, pero al entrar a un callejón y ver al zorro sentado en una escalera de incendios, lo entendí, el príncipe le había seguido para darle las gracias.
Por eso mis ojos se agrandaron al ver como el zorro se deshacía de su apariencia, dejando ver un elfo de piel roja, exiliado de la tribu, de inmediato me puse frente al príncipe, en alerta, la piel vacía y peluda en el suelo, daba escalofríos.
- Kinary! - el príncipe me hizo a un lado, conocía a este elfo? esto no me gustaba nada, como conocía el príncipe a este, pequeño delincuente?
- príncipe, siempre metiéndose en problemas, no aprende- me quede mirando, perplejo, como hablaba al príncipe con esa confianza?
Al parecer, hay mucho que no se, guarde mi puñal, suspire, tratando de guardar el sentimiento de traición del mismo modo, al final me sentí listo para hablar.
- De que conoces a este elfo exiliado? su piel roja es una marca de deshonor, es un asesino- no me gustaba que lo abrazara, alce mi barbilla, de todas formas era mas alto y fuerte que el.
-Collin, tranquilo, es Kinary, es de fiar, tiene un negocio - me puso la mano en el pecho para alejarme del elfo, ni siquiera me di cuenta de que tenia los puños cerrados, piel roja, ojo morado, pero decidí escuchar primero.
- así es, os lo enseñare, si estáis interesados en llegar a cuidad cisne vivos, me necesitáis- relaje mis hombros, era tan lejos donde el príncipe quería ir?
- bien, haremos negocios contigo, pero si veo guardias reales o si haces algo sospechoso, te cortare la garganta- me miro con una sonrisa confiada, me sorprendió y decidí darle una oportunidad, porque se que me había creído.
- todo lo que hago es sospechoso, pero le debo el favor al príncipe, me salvo la vida- sabia a que se refería, el príncipe me había contado que cuando estuvo estudiando en la cuidad, salía de la escuela por la noche y una noche ayudo a un chico que encontró herido en un callejón.
- podrías haberme dicho que el chico al que salvaste era un elfo desterrado don deshonor, no crees? detalles importantes- suspire, que paciencia había que tener con el príncipe.
- no me pareció tan importante, es mi amigo-
- también soy jefe de una banda y de un bar de...mujeres-
Estoy seguro de que esta era la peor idea, pero quería confiar en el príncipe con todas mis fuerzas, este elfo me daba muy mala espina, pero al menos parecía sincero, cuestionable, pero sincero, al menos.
- también aloje al príncipe, dos semanas, hasta que me recupere y le encontraron- fruncí el ceño, ahora sentía celos y rabia por que el príncipe defendiera a este criminal.
- lo se, yo fui el que lo encontró, estaba muy preocupado y lo castigaron mucho- el príncipe tiro de mi manga, sabia que no quería que contara su historia, pero lo hice de todas formas.
- el dragón rojo, le hizo un corte en la espalda por cada día que estuvo perdido, con sus propias garras, todo su pelaje esta cortado por cicatrices, por tu culpa- había hecho llorar al príncipe, me lleno la culpa cuando se aparto de mi y Kinary lo abrazo, apreté el puño de nuevo.
- lamento que haya pasado por eso, príncipe, pero las cicatrices son prueba de que sobrevivimos y somos fuertes- levanto su camiseta, dejando ver tres cicatrices en su abdomen, el blanco destacaba sobre su piel roja.
El príncipe se limpio las lagrimas y negó- tu banda mato a quien te hizo eso, no? - Kinary solo asintió mientras recaudábamos la marcha por esos sucios y siniestros callejones, apestoso e interminables.
-esa es la diferencia, yo no puedo con el dragón, solo quiero borrarlo de mi piel
- entiendo- cruzamos nuestra mirada al responder lo mismo al príncipe a la vez. tal vez no éramos tan distintos, tome la mano del príncipe y murmure - todo va a estar bien.
Baje mis orejas, triste al ver al príncipe tomar la mano de Kinary, aunque sin soltar la mía, envidiaba sus secretos.
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- ya casi estamos-
Kinary tenia una banda grande, varios edificios a las afueras, estuvimos refugiados, todos eran muy amables, me gustaba lo tranquilo y seguro que se veía aquí el príncipe, lamente tener que irnos, cuidad cisne estaba a dos días de distancia a caballo, Kinary arreglo todo para poder acompañarnos.
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El Dragon Rojo y El Príncipe Felino: El Descubrimiento del Reino
FantasyHe escrito esta novela para un concurso local de relatos cortos, no gano, pero he decidido ver si gusta aquí y para conservarla en un perfil online. Es una historia personal y muy importante para nuestro sistema, gracias por leer.