‹ epílogo

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-¡hanni pham, tu hija se cayó!- el grito de haerin resonó en toda la casa.

-¿cuál de las dos?- se asomó por el umbral, de brazos cruzados.

haerin volvió a verle, con los ojos entrecerrados, y con una mueca.

-ok, ven aquí- hanni se acercó hasta donde estaba haerin, con su niña en brazos.

la tomó y la cargó. la chica tenía un leve pucherito en sus labios, y aseguraba que estaba a punto de llorar.

-¿qué pasó, pequeña pirata? ¿se te movió el suelo?- se sentó en una silla, tratando de entretener a la pequeña.

-me caí, mami- el leve pucherito seguía en sus labios. exactamente igual a cómo lucía hanni cuando pedía algo.

haerin observaba esa escena sentada desde el piso, con una sonrisa, viendo como su esposa trataba de curar la pequeña herida de su hija.

-si no lloras mientras te curo, te compraré una leche de fresas, ¿trato hecho?

la chica asintió.

hanni la sentó sobre la mesa, viendo la herida de la chiquilla.

ni siquiera era del tamaño de uno de sus dedos, pero para la pequeña era un hueco donde se le podía ver su huesito.

la chica se tapó la boca con ambas manos, y cerró sus ojos, haciendo reír a su mamá.

-cielo, alcanzame el alcohol, algodón y las benditas que están en ese cajón, por favor- señaló un lado de la cocina-. estamos llevando una cirugía a piel abierta.

haerin rió por la manera en la que hanni trataba de hacer reír a al pequeña y no se concentrara en su dolor.

cuando tuvo todo, aplicó un poco de alcohol, y limpió las gotitas de sangre. finalmente pegando la pequeña bandita en su rasponcito.

-listo, campeona- acarició su cabello-. iremos por tu leche de fresa, ve a buscar tus zapatos a tu cuarto.

-pero me duele, mami, se me va a salir algo por ahí- señaló la bandita.

-para eso está la bandita, para que no se te salga nada- la chiquita puchereó-. aunque parece que no quieres tu le-

-¡sí la quiero!

-entonces ve a ponerte tus zapatos.

con ayuda de haerin, quién expectaba, bajó de la mesa, y sólo se escucharon los pasos apresurados en las escaleras.

—¡cuidado te vuelves a caer, eunchae!

hanni rió por el lado madre sobre protectora de haerin, acercándose a ella, tomándola por su cintura y dejándole un beso en sus labios.

-¿tú también quieres leche?- alzó sus cejas.

haerin golpeó su brazo suavemente, riendo.

-te va a escuchar la niña- se escondió tímida en su pecho.

-yo no dije leche de qué- volvió a reír.

otro manotazo fue proporcionado en el brazo de la mayor, con suavidad, mientras rodaba los ojos y reía.

-creo que le pegaste tu drama a eunchae.

-y tú tu ternura.

si bien, claramente, no es hija cien por ciento de ellas, adoptaron a la pequeña eunchae luego de haberse casado y decidido dar el siguiente paso.

contando, en unos días sería su aniversario de cinco años conviviendo como una pareja oficial, al igual que casada y estaban felices de ello.

por supuesto, hubo más de mil altibajos que lograron superar debido a que el cariño y el amor que se tenían, podía más.

-ya toy lista.

en la escalera, bajó aquella pequeña chica con sus zapatos puestos, y si bandita en su rodilla derecha.

tenía una sonrisa brillante, a pesar de haberse lastimado, no dejó de sonreír.

-muy bien, campeona- hanni corrió hasta ella, alzándola y colocándosela en sus hombros, llevándola a tuto, y tomándola por sus piernas para evitar que se caiga-. ¿te parece más rico un helado, eunchae?

-¡heladooooo!- levantó sus manitas.

-helado- hanni levantó apenas sus hombros, en una mueca, haciendo reír a su esposa.

-muy bien, helado- haerin tomó las llaves-. tú conduces.

las tres salieron de su casa, con cuidado de que la chiquilla no golpeara su cabeza en el umbral de la puerta.

hanni se despidió de banggeul, el perrito que adoptaron cuando llevaban tres años de relación, cerrando la puerta y dándole paso a un nueva salida en familia.

dejando a todas felices.

𝗜 𝗪𝗜𝗦𝗛 𝗜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora