How do you love someone?

19 1 0
                                    

- ¡Oh vamos Rosita! No te enojes.

- No me llames así, Deathmask.

Los dos mejores amigos se encontraban hablando en un callejón. Afrodita, está con sus típicas rosas, cruzado de brazos apoyado en la pared, Deathmask se encontraba en frente del peliceleste, con una de sus manos en el bolsillo del pantalón. Se callaron al ver a alguien pasar a su lado, no era muy bien visto que un desconocido supiese de sus asuntos privados, y menos de una discusión como esta; Al pasar el Asgardeano, volvieron a dirigirse la mirada, es esa tétrica atmósfera que habían creado.

- ¿Qué te pasa dulzura? -dijo Death, acorralando con un brazo en la pared al Peliceleste, quien seguía cruzado de brazos, con una rosa en mano, mirándole desafiante.

- ¿Qué qué me pasa Deathmask?

¡Deathmask! ¡Otra vez! Él nunca lo llamaba de ese modo, salvo cuando estaba enojado. Su mirada desafiante y fría se mantenía, pero se había puesto la rosa en la boca, y bajó los brazos.

- ¿Dita? -dijo extrañado el aludido- ¿Te enojaste?

- No, fíjate que no. -el sarcasmo de niveles inimaginables hizo a Deathmask rodar los ojos y dar un suspiro- Maldito borracho estúpido-dijo en susurro cuando se iba, quitando el brazo del peli azul para salir.

El Santo de Cáncer, quedó perplejo, pestañeando. ¿Qué le sucedía a Dita? Su mente se llenaba de esa pregunta, lo había visto animado unos minutos antes, comprando flores a Helena. Luego, lo llamó para hablar en privado, y cambió de aptitud notablemente al estar solos. Iniciando con preguntas, y, terminando por enfadarse, para luego irse. Iba ir detrás de él, pero cuando dobló por la calle, apareció ante sus ojos una chica castaña de ojos verdes, Helena. Venía con una sonrisa y mirada alegre, pero eso se desvaneció al notar el rostro de preocupación

/Narra Afrodita/

- ¿Deathmask? ¿Qué sucede? -dijo acomodando una cubeta que traía entre sus brazos.

- Deathmask. ¿Qué sucede? -dije en un susurro, imitando su tono de voz.

- Ahh Hola Helena. Bueno, nada importante. ¿Qué tal tu día?

- ¿Nada importante? ¿¡Nada importante!?

- Hum... ¿seguro?

- Así es, Helena. ¿o acaso tengo cara de mentiroso?

- ¡Si! ¡La tienes maldito borracho!

- La verdad es que no, señor Angelo.

- Ya te dije que me llames Deathmask-dijo mi peliazul cruzandose de brazos.

- Esta bien -rió-, Deathmask

El también rió- ¿Y? ¿A Dónde vas?

- Pues iba a sacar agua del pozo...

- ¡Ojalá te caigas en el!

-¿Sabes? No tengo nada que hacer. Si quieres te acompaño.

- ¿Yo soy nada?, vaya Death...

- Pues no me molesta-sonrió- ¿Vamos? -volvió a acomodar esa cubeta.
- ¡Obvio que no te molesta! ¡Si siempre estás dispuesta a todo!

- Vamos-dijo Death, quitándole la cubeta y llevandola el.

- Claro, ayúdale a ella, pero si me vez a mí con tremendas bolsas yendo a Piscis lo más bien que te haces el tonto, ¡Deathmask!

cuando se alejaron lo suficiente en una animada plática salí con cólera de donde estaba escondido, apoyándome en la pared mirando mis rosas. Estaba dolido, apretaba los dientes, Yo... ¿Realmente soy nada para Angelo?, ¿Sólo juega conmigo? ¿Él me quiso? ¿Qué hizo cuando revivimos y no estuvimos juntos? ¿Dónde estuvo? ¿Quién es ella? ¡Quiero...

-... Dime lindura! -pensé en voz alta, un poco enojado, lanzando la rosa al piso. Enseguida un chico resopló.

- ¿No era que solo dejabas que el cangrejo te llamase así?

- Ah... Milo...-suspiré intentando animarme, al menos ahora tenía compañía- ¿Qué tal estás?

- ¿Yo?, bien-dijo recogiendo la rosa que tiré enfurecido, desquitándome. La observó y yo desvié la mirada, al tiempo que me cruzaba de brazos y bufaba- El que tiene problemas aquí eres tú, Dita.

- Tal vez...-dije aun mirando hacia otro lado.

- Supongo que al tirar una de tus rosas, debe ser muy grave ¿Se puede saber qué tipo de problemas tienes?

- Hay mucha gente aquí para hablar de ello-sentencié.

- ¿Y si vamos a otro lugar? -me propuso. ¿Y A este qué? Hice puchero y volteé a mirarlo. Milo me miraba fijamente, con sus típicos aires de burlón, pero, a la vez preocupado.

Los caballeros se ayudan entre ellos...

- Vale-dije en una inhalación de aire, despegándome de la pared- ¿Dónde?

- No sé-dijo con una troll face... Sonreí y negué mientras le revolvía el cabello.

- Hay un prado cerca de las montañas... ¿Quieres ir allí? -ofrecí. En ese lugar había muchas rosas, y me hacían sentirme seguro y bastante cómodo.

- Tú eres el que va a hablar. ¿No sería correcto ir donde prefieras?-sonrió de lado mientras nos girábamos para ir al prado.

- Tal vez alacrán tal vez-dije riendo mientras nos encaminábamos.

Mientras pasábamos por el pueblo, vi diversos puestos en la feria, pero nada llamó mi atención. Los collares eran lindos ya tenía varios tipos de cepillos para el cabello no tenía hambre mis labios son naturales no es cómodo encrespar las pestañas las cremas podrían ser, pero antes de comprar nuevas, debía terminar la que ocupada actualmente.

Sin darme cuenta, habíamos llegado al prado ajá cerca del pozo MUY cerca para mi gusto DEMASIADO.

- ¿D-Dita? -Milo se alejó unos pasos, usando sus brazos como escudo dirigiendo su palabra con vacilación.

- ¿...dime? -respondí sin quitar la vista de Desthmask y Helena, quienes estaban sentados en el borde del pozo.

Simplemente no me dijo nada, supuse que miró donde yo tenía puestos los ojos, oí un suspiro de su parte. Lo vi de reojo, hizo una mueca, puso una de sus manos en su cintura, como en jarras y con la otra se acariciaba la nuca, como pensando.

¿Milo piensa? Wow... eso es nuevo.

- ¿nos vamos? -dije girándome, haciendo que mi larga y sedosa cabellera celeste flotara por unos segundos en aire mientras me iba lejos. A una especie de campo de flor.

El me siguió con un poco de miedo, ya, si sé y lo admito. Estoy celoso ¿y qué? No es como si lo fuese a matar, aunque a veces me dan ganas de asesinar a Alguien.

Nos sentamos en el piso, el, al ver que yo no lo iba a hacer porque iba a ensuciar mi pantalón blanco, me puso su chaqueta rodando lo ojos.

- Bien-suspiré- te contaré

Y le dije todo. Desde que llegamos y cuando lo vi y si Milo sabe todo el cariño que le tengo a Death. Lo quiero, lo amo, lo deseo lo anhelo el me enamoró, siendo como es aún así lo quise y lo acepté. Si y si. Death es lo que más quiero, y siento que lo estoy perdiendo siendo que me arrastro por el piso, mendigando por su amor, consiguiendo su atención pero del modo incorrecto. Death Death ¿Cómo me enamoré de ti...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 15 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Me quieres🦀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora