En un mundo donde todo es aparentemente normal se esconde un secreto que pocos conocen...
Richard Raymos es un joven que vive en un mundo donde la tecnología y la naturaleza se fusionan. Un día, al socorrer a una chica en apuros, descubre que su vid...
El anciano, vestido con un traje de lino blanco y una corbata de seda azul, me deja en el estacionamiento de la academia. Su voz suena como un eco en el aire fresco de la mañana.
"Hasta aquí llegamos, chico. Te deseo suerte en tus clases." -regalándome una cálida sonrisa.
Me bajo del auto y se va, dejándome solo en este lugar que odio. Bueno... no es que odie la academia en sí, lo que detesto es el idealismo de las personas que la conforman.
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Un lugar donde los ricos y los poderosos se posiciónaban en la cima y las personas comunes en el subsuelo. No quiero estar aquí ni ser uno de ellos.
Estando en la entrada, me siento abrumado al estar rodeado de tantas personas. Miro mi teléfono y veo que son las 7:30 am. La pulga no saldrá de la primaria hasta las 11:30am. Me arrepiento de haber venido y corro hacia la salida, sin mirar atrás.
Pero en el camino, me topo con unos rostros conocidos. Son Javier y sus secuaces, los que me atacaron en el metro. Me reconocen y se acercan a mí.
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"Vaya... Mira quién está aquí. Nuestro amigo el "héroe" -susurra uno de ellos, con una sonrisa burlona que no llega a sus ojos fríos. Un sonido desagradable que me hace fruncir el ceño y provocar que de la vuelta y me vaya.
"¿A dónde crees que vas?" -Javier me toma por el hombro dándome la vuelta y se inclina hacia mí, su sonrisa maliciosa no logra ocultar la amenaza en su voz.
"¿Qué quieres, Javier? ¿No tienen a nadie más a quien molestar hoy?" -replico, mi voz firme a pesar de la irritación que hierve bajo mi piel.