00

84 5 1
                                    





Los minutos corrían y con ello su poca estabilidad se agotaba. Sistema de Información Contable era, sin duda, la peor materia que le pudo tocar. Jungwon no entendía nada acerca de los tipos de movimientos y lo peor es que su profesor tampoco se esforzaba mucho por saldar sus dudas. Por el contrario, el señor Hwang sólo llegaba, revisaba la tarea de la clase anterior y los hacía pasar uno por uno a la pizarra para humillarlos de forma vil cuando no podían resolver algún ejercicio.

Jungwon leyó una vez más su libro, la consigna consistía en verificar que una empresa y banco—imaginarios, claro está—, coincidieran en cada movimiento. Sin embargo, había una diferencia de más de cien mil wons en el saldo total que Jungwon no entendía dónde rayos fue a parar.

Frustrado, levantó la cabeza y vio a Oh Haewon parada frente a la pizarra. Si sus cálculos estaban en lo correcto, sólo quedaban seis compañeros antes de que fuera su turno. Sin ánimos, recostó su cabeza en su escritorio.

«Quiero morir», pensó. O tal vez rogó.

—Deja de estresarte por nada, Won —dijo una voz rasposa, perteneciente a nadie más que Park Sunghoon, su amigo y compañero de banco—. Te dije que Beomgyu me pasó el resolutorio, sólo cópialo y ya.

Jungwon cerró sus ojos y contó hasta diez para no perder los estribos. Un dolor punzante en su cabeza lo tenía irritado desde hace días y no quería que eso lo llevara a descargar su ira con Sunghoon, no sería correcto.

—¿De qué me sirve copiar si cuando llegue el examen no sabré resolverlo? —dijo en voz baja, sin abrir los ojos. Se sentía cansado incluso para modular bien, así que sólo se escuchó como un suave balbuceo abandonaba sus labios.

No necesitó verlo para saber que su amigo rodó sus ojos ante su habitual respuesta.

—Tu masoquismo te matará algún día —respondió el mayor—, lo digo en serio. Una tía tuvo un pico de estrés y debieron internarla. Si sigues así, quizás no llegues a los veinte.

—Qué Dios te escuche —contestó con una sonrisa cínica, buscando restarle importancia a la situación. Luego pareció recordar algo —. ¿Dónde está Sunoo?

—Pidió para ir al baño hace veinte minutos y nunca volvió —dijo, muy concentrado en su ardua tarea de copiar las respuestas que aparecían en la pantalla de su celular—. Ese forro va a saltarse la clase, de nuevo, y sin mí que es lo peor.

Soltó una pequeña risa, dejando la conversación hasta ahí. Miró al frente de nuevo, quedaban sólo tres personas antes de su tortura. De forma incontrolable, la punta de su pie golpeó el suelo, y una vez inició, no pudo parar. Un picor se esparció por sus manos, Jungwon las pasó por el pantalón de su uniforme pero sin importar cuánto se rascara, este picor no disminuía. Contó hasta cinco y tomó su lápiz con la intención de dar su último esfuerzo, pero las palabras se volvieron difusas y su cabeza comenzó a dar vueltas.

«Mierda, no de nuevo».

Sus músculos se tensaron y se encorvó en su silla, poco a poco iba perdiendo la sensibilidad en las puntas de sus dedos. Cerró los ojos con fuerza, poniendo todo de sí para calmarse. Se rehusaba a desmayarse allí, con todos sus compañeros para presenciar su lado humillante y nada perfecto.

Una suena voz acompañada de leves golpes interrumpieron la clase.

—Disculpe, profesor Hwang, necesitamos al alumno Yang Jungwon.

Fue entonces que Jungwon sintió que volvía a respirar.







Fue entonces que Jungwon sintió que volvía a respirar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 16 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Radio Love AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora