Capítulo 14

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Elsie escuchó que la condición física de Naito era mala, así que fue personalmente por él para llevarlo a su habitación…

Con la cara en la almohada, Naito, quien se ocultaba para evitar la mirada tan intensa de su padre, de repente levantó la cabeza ante el recuerdo de una pregunta que quería hacerle desde ya algunos días… Papá estaba sentado en la silla, y lo miraba con los brazos cruzados sobre su abdomen y una pierna encima de la otra. Su cuerpo se estremeció ante el sonido de una risa deslumbrante en una cara angelical. Pero ese rostro pulcro y su pene, eran cosas que contrastaban terriblemente bien.

Naito finalmente abrió la boca:

—¿Desde cuándo te entraron ganas por jugar conmigo?

—Pues… Desde hace un tiempo han existido muchas cosas que he querido que hagamos juntos.
Frunció el ceño. Cuando salió la sonrisa de su padre, tan extensa e hipócrita, Naito tuvo que contener sus sentimientos y apretar los labios. Esperó un segundo, dos, y luego dijo:

—¿Desde cuándo querías tener sexo conmigo?

Las mejillas de Naito gradualmente se volvieron rojas. Él, que no pudo superar la vergüenza, levantó la manta y cubrió toda su cara con ella una vez más, hasta sus ojos. Su padre estaba muy serio, con la barbilla entre su mano y los ojos rondando por aquí y por allá en el cuerpo de su hijo. Finalmente abrió la boca y simplemente respondió:
—Depende… ¿Cuándo comenzaste tu vida sexual?

Naito se rió ante la inesperada respuesta, pero padre suspiró como si estuviera hablando completamente en serio. Él estaba en la silla, pero luego se incorporó y se acercó hasta sentarse también en la cama. Le acarició la frente con una mano cariñosa y luego comenzó a peinarle el cabello. Como con su cara, fue un toque amoroso, pausado y cálido. Sus ojos estaban realmente brillantes, igual a si mirara a su amante.
Su calor le detiene la respiración.

—¿Tener sexo o un novio es tan malo para ti, papá?
La mano de su padre se detuvo. Luego, los dedos bajaron y se dedicaron a tocar los labios de Naito…

—No. Pero igual estoy muy molesto. Quiero decir, me robaron a mi hijo. Así que supongo que por eso decidí que iba a dar un gran paso contigo… Porque de todos modos eres mío. Eres mío así que no importa lo que haga o deje de hacer.

Era un padre con una lógica bastante extraña para su gusto. Naito quitó la mano de Elsie y se apartó. Ya no pueden tener más sexo del que han tenido. Si cae de nuevo, si lo deja entrar de nuevo, entonces definitivamente su cuerpo y su mente estarán otra vez distantes y no podrá hablar o entender lo que pasa.

—No me toques hoy.

Papá inclinó la cabeza: —¿Entonces mañana?

—Mañana tampoco.

—Pasado mañana.

—Lo estoy haciendo con mi padre… Y eso es horrible. Teniendo sexo con mi papá, me siento enfermo.

Un rostro hermoso se acercó al suyo. Es increíble que a la edad de 38 años tenga todavía ese tipo de expresión tan fresca. Naito siempre lo miraba, en la comida, en la cama, pero hoy el rostro de papá se siente diferente. Más suave, posiblemente… Y no quiere verlo. Sin embargo, la energía de Elsie perseveró y acosó a Naito hasta que logró besarlo de nuevo. Lo besó suavemente, y el olor a perfume embotó de pronto todos sus sentidos. Era similar al olor del incienso, del jabón o de las
sábanas… Y Naito estaba cansado de este juego en el que lo volvía alguien completamente a su merced.
Naito se incorporó, y trató de darle la espalda a su padre. Elsie no se apartó ni siquiera un centímetro y, sentado todavía en la cama, mirando la espalda redonda de su hijo, sonreía como si esa visión fuera lo más bonito del mundo entero.

—¿Por qué no solo lo admites y ya? Fue bueno, porque te dí justo en el punto que te gusta.

Enojado por las palabras de su padre, Naito se levantó de un salto y le gritó:

—¡No hables así! ¡Siento que mis oídos se van a pudrir solo de escucharte!

—No te preocupes. Algo como esto no puede pudrirlos.

Naito no estaba seguro de si no podía entender lo que había dicho o si por el contrario, contestaba así porque le gustaba molestarle. Padre simplemente se encogió de hombros y extendió las manos para sostener a Naito entre sus brazos… Y entre las manos de papá, Naito, quien no dejaba de moverse, lo empujó una y otra vez hasta que Elsie no tuvo más remedio que apretar y aumentar la fuerza para que no escapara.
Se sentía como si estuviera siendo aplastado por una pared pesada porque los brazos de Elsie eran firmes y aterradores.

Naito, incluso así de atrapado, le preguntó a su padre algo más:

—¿Por qué quieres estar conmigo?

—¿Um?

Y es que parecía desearlo tanto… Incluso ahora, mientras intentaban conversar, estaba llevando su mano de vez en cuando hasta su trasero para comenzar a acariciar. Naito miró a su padre y continuó: —Hay muchos hombres que son más guapos que yo.

—Eres el más guapo del planeta entero.
La expresión de Naito se deformó ante el elogio tan abierto, como diciendo: —¿Qué está diciendo ahora este loco?— Estaba impotente así que chasqueó la lengua, y cuando escuchó este pequeño sonidito, su padre sonrió y besó los labios de Naito nuevamente. Igual a si ya fuera una costumbre entre los dos.
Al principio, fue un beso sincero que pareció pedir permiso. Con el tiempo, el beso se volvió más denso, igual a si pidiera sexo…

Lo había sentido, incluso cuando se acostaron la primera vez: Papá besaba terriblemente bien. Le hacía sentir maravillado y luego, gradualmente, incluso le hacía sentir placer. Y Naito, que gemía sin saberlo, tomó el control de su razón tras unos minutos de intentarlo y se negó con rabia cada vez que la lengua de su padre intentaba entrar. No, no puede permitirse pensar en estupideces porque es su padre. Y un padre no debería hacer esto tan como si nada… Pero como si papá dijera que no pensara en estupideces, le chupó los labios con fuerza y le recorrió gentilmente hasta chocar contra su paladar.
Se le escapó un gemido…

Empujó el hombro de su padre un par de veces, pero no pasó nada. En realidad, el impulso de su padre viene tan violento como una ola enorme por lo que Naito, no tuvo más remedio que acostarse en la cama para poderlo besar tanto como ese hombre parecía querer.

Con los labios húmedos, su padre sonrió cuando vio a Naito jadear con la cara completamente roja: —Solo quiero quedarme contigo, porque te amo.

—No quiero eso.

Naito se cubrió la cara, padre le agarró la muñeca y la extendió hasta apretarla contra la cama.

—En realidad, te odiaba… No, lo más razonable es decir que odiaba a los niños. Me preguntaba ¿Por qué tuvieron que nacer? ¿Por qué tuve que tener hijos? Cuando era más joven, me molestaba mucho, en serio… Pero creo que ahora entiendo la razón de tu nacimiento.

Elsie tocó el rostro de Naito con el dorso de los dedos… Cuanto más se da cuenta de los sentimientos de su padre, más odiaba el afecto que parecía desprender por él.

—Amarte es increíblemente conveniente para mí. No puedes quedar embarazado, y el registro familiar dice que eres mi hijo así que puedo tenerte conmigo sin dar explicaciones ¡Es perfecto!
Naito cerró los ojos con fuerza. Todo lo que pudo hacer, fue cerrarlos y tratar de encontrar algún sentido en esto. Padre extendió la mano y susurró, tocando su vientre plano:

—Pero te quiero tanto, que creo que si tú tuvieras a mi bebé no estaría nada mal. Sí, ojalá pudieras embarazarte de mí. ¿Sería tu hermano o sería tu hijo?

Naito dijo: —Detente, por favor…

Padre le agarró la barbilla: —Pero todavía tenemos mucho tiempo para intentar ¿No es verdad?

Sus labios se pegaron tiernamente a los suyos. La mano de Naito, flotando en el aire, terminó por agarrar su hombro hasta apretar… El beso se profundizó con un toque débil.

Una noche solo para dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora