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—Postres Sweet life ¿Qué desean pedir?

Un joven de cabello rubio atendía amablemente a su primer cliente del su tercer día de trabajo. Bueno, sus primeros clientes; eran una pareja de casados al parecer, junto a un pequeño.

—Mami, yo quiero el pye de manzana. —La voz del pequeño era la que más sonaba en el local.

—De acuerdo. —La mujer tenía una voz suave y encantador—. ¿Tú, cariño?

—Solo una porción de tres leches.

—Bien ¿Y usted? —Esta vez, Miseok le dirigió la palabra a la mujer.

—Me gustaría un pye...

—Tenemos de limón, de fresa, de queso, también.

—Me da uno de fresa, por favor. -a lo que Miseok asintió y se marchó a por los pedidos.

—Sana, un pye de manzana, otro de fresa y una porción de tres leches. —Y la chica le respondió con un amable "okay".

A sus costados, estaban sus demás compañeros trabajando y trayendo pedidos.

—Chaewon, un capuchino, una malteada y un jugo de fresa con leche, por favor. —Era su compañera de trabajo, Sullyoon—. Oh, Miseok ¿Cómo va el trabajo?

—Bien por ahora.

—Eso a bueno, espero que siga así hasta después de una semana. —la chica lo animó.

—Espero lo mismo.

—Es muy mal educado pero ¿Qué causó que uses una banda en el ojo izquierdo?

—Uhm, no quiero dar pena. —Miseok que, siempre se mostraba alegre, en ese momento, su rostro mostraba obvia tristeza, a lo que Sullyoon negó.

—Tranquilo, no hay nada de malo en que le cuentes a los demás algún problema, claro, que sea de confianza. —Respondió Sana, ya lista con los pedidos.

—Además de que ayuda a liberarse de una carga.

—Amiguitos, no quisiera interrumpir su conversación, pero es mejor que sigamos en el trabajo, —Beomsuk, su otro compañero de trabajo, intervino en su conversación—, no queremos ninguna queja por parte de los clientes, en el descanso hablamos todo lo que queramos ¿Oki?

Miseok, con un sonrojo en las mejillas, asintió. Pues, tan solo sus compañeras Rose y Sullyoon sabían del gusto del rubio por el pelinegro de apellido Cha desde que entró a la secundaria.

El rubio llevaba en manos una bandeja con los postres. Para su sorpresa, sus primeros clientes le dieron su primera propina.

—Realmente se los agradezco mucho.

—Tranquilo, te lo mereces, muchacho, —habló la mujer—, es el primer sitio en donde nos trataron con tanta amabilidad y no se demoraron tanto en traer el pedido.

Miseok seguía reverenciando en agradecimiento, mas cuando volteó sin querer, tropezó con un chico, bueno, casi tropieza, gracias a Dios, Beomsuk llevaba la bandeja vacía.

—Perdón, perdón, Beom, lo siento, yo-.

—Tranquilo, Miseokie, yo también me disculpo.

Luego de aquel percance, pasaron las horas y ya había llegado la hora de descanso, o más bien dicho, la hora en que cierran la tienda, ésta se cerraba horas antes que el mismo centro comercial.

—Y bien, Miseok, cuéntanos, lo que dejamos pendiente.

—Ah, bueno, yo... —El rubio pidió con los ojos a su amiga Sullyoon que no podía, porque su crush, Cha Beomsuk se encontraba presente.

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