AMIGO

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Diez años atrás

Park Jimin suspiró mientras acompañaba a su mejor amigo Gino a través de la fiesta de cumpleaños de uno de sus numerosos primos. Su amigo lo había convencido de acompañarlo. Tenía veintiún años igual que Gino, se habían conocido hace dos años cuando ambos entraron a estudiar leyes y ya estaban por empezar su tercer año en la Facultad de derecho.

Si era honesto, la primera vez que se había acercado a Gino lo había hecho porque lo había encontrado atractivo y había cruzado los dedos esperando que él también fuera gay. Lamentablemente Gino era heterosexual, así que siguieron siendo solo amigos.

Poco después de conocerse le había confesado a Gino con temor que era gay, la aceptación de su amigo lo había sorprendido gratamente. Luego su amigo le había explicado que su primo Alex que era dos años mayor que él había salido del closet a los quince y que estaba acostumbrado a verlo con novios, que no era problema para él.

Hace unos meses le había comentado que Alex estaba soltero. A él nunca le había gustado que le buscaran novio, tenía muy malas experiencias con las parejas que su mamá y su hermano solían buscarle. Se había negado rotundamente a que Gino les concertara una cita, él conocía a varios primos de su amigo y debía admitir que la familia tenía buenos genes, pero se negaba a tener otra desastrosa cita a ciegas.

No había tenido muchos novios y no habían sido relaciones muy largas, la principal razón era que después de salir del closet a los diecisiete no quiso tener relaciones sexuales hasta que se enamorara. Él quería hacer el amor, no solo tener sexo, por lo que sus tres primeros novios lo habían abandonado porque se habían cansado de solo besos y abrazos.


Hace dos años había conocido a Samuel y se había enamorado de él. Samuel había sido amoroso, paciente y había esperado hasta que finalmente Jimin aceptó hacer el amor con él. Lamentablemente el noviazgo duró solo seis meses. Para él todo era perfecto y pensó que por fin había encontrado al amor de su vida, hasta que Gino le contó que había visto a su novio demasiado acaramelado con otro hombre en la facultad.

Al confrontar a Samuel ni siquiera lo negó, lo amaba le dijo, pero no podía prometerle fidelidad. "A veces solo necesitas sexo" le había dicho. No pudo seguir con él, aunque estuviera enamorado, su corazón no resistiría saber que lo iba a engañar cada vez que tuviera oportunidad.

Aquello no había sido nada bueno para su autoestima. Jimin sabía que era atractivo, todo el mundo se lo decía, tenía el pelo rubio oscuro, los ojos verdes y solía hacer ejercicio para tener un cuerpo tonificado. ¿Entonces por qué Samuel necesitaba a otros hombres?

¿Era tan malo en la cama que su novio debía buscar en otro lado?

Para él, el sexo era parte de la relación, pero no era lo más importante. En el fondo Jimin era un romántico. Le gustaban las canciones de amor y su placer culpable eran las películas que incluyera un romance apasionado y un final feliz. Esperaba algún día encontrar a su príncipe azul, un hombre que lo amara con locura y lo hiciera sentir ver las estrellas cuando lo besara.

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