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Tom

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Pude haber tenido buenas opciones, en vez de haberme involucrado con esa dulce pequeña odiada durante toda su complicada niñez. Pero completamente deseada por mi y mis involuntarias ganas de hacerla mía.

Lo pude haber evitado, haber desgarrado mi interior hasta el punto de desangrar mi alma, descosiendo cada punto de mi rasgado y oscuro corazon victima de abusos mentales y sexuales. Pero quise tomar el camino de la perversión.

No busco piedad, no busco ni una pizca de misericordia, ni mucho menos que puedas entenderme. Busco la violenta respuesta a mis problemas y que alguno pueda pararse enfrente de mi a decirme lo asqueroso que he sido.

Lo pecador que fui con esa pequeña pelirroja, quien ahora no es nada más que una dulce y cálida brisa de otoño.

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O eso creía...

Esto es como volver al incio de esta terrorifica experiencia, retroceder todos esos años de gran angustia y volviendo a aquellos tiempos de veintiún años cuando me sentía fuera de lugar y en un ambiente caótico. Repleto de personas que escasamente conozco, pero que ellos saben más de mi que yo mismo.

— Buena fiesta, Kaulitz. No pensé que serías capaz de organizar tal reventón.—

Yo tampoco creí que sería capaz de esto, pues detesto tanto este tipo de ambiente festivo que el solo imaginarme haciendo el mínimo esfuerzo para que todo salga bien me daba dolor de cabeza. Bill se encargó de todo, no es novedad.

— ¿Qué puedo decir? Soy alguien lleno de sorpresas.—
Sonreí al alto hombre enfrente de mi, cuyos ojos azules y cabellera rubia no pasaban desapercibidos en el ruidoso lugar. Claro, Agregando que es el dueño de la nueva disquera, por lo que es bastante conocido por todos aquí.

Debí suponer que la constante armonía no iba a ser tan duradera, cuando pude ver como su semblante cambiaba y como aquello solo significaba una cosa. El conocido tema saliendo de golpe.

𝐒𝐎𝐍𝐎 𝐕𝐈𝐕𝐎 ᵀᵒᵐ ᴷᵃᵘˡⁱᵗᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora