La promesa que no se apagaría.

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Por alguna razón en los días siguientes espere alguna respuesta de tu parte, pero estaba siendo muy ingenuo, era obvio que no llegaría, aún eras esa oruga pequeña y delicada que todavía no echaba sus alas.

Esa que se aferraba a su coraza, sin saber que el día que se trasformara volaría muy lejos sin mirar atrás.

Yo quería ayudarte.

Yo quería salvarte.

Yo quería conocer tu alma y que me dejarás amarte.

Sabes ¡yo tenía esperanzas!

De verdad las tenía.

Pues en mi interior había una promesa que latía vigente y necesitaba cumplir y estaba dispuesto a no rendirme hasta que en realidad volvieras a vivir de verdad.

Pétalos de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora