Patroclo encontró el salón de clases que le correspondía, el que gracias a su tardanza se había llenado por completo de personas y los asientos vacíos podían ser contados con los dedos de una mano.
Caminó con paso lento hasta un lugar vacío al frente del aula, dejó su mochila sobre el suelo y aguardó en silencio. Con una mirada rápida, trató de reconocer las caras en el salón desbordante de gente; quería no sentirse solo, pero no reconocía a nadie.
Ahí lo encontró, en una esquina mientras hablaba alegremente con una chica: Aquiles, el chico que había observado de lejos desde cuatro meses atrás.
—Hola, ¿podría sentarme a tu lado? —La voz de la chica lo interrumpió—. Te ves solo, igual que yo. Soy Briseida, un gusto.
—Patroclo. —Mencionó con calma.
El cambio de escuela era importante, pero él se sentía vacío. Había perdido a sus amistades de siempre, a sus compañeros de confianza e incluso a sus maestros favoritos. Se sentía muy asustado de volver a enfrentarlo todo.
—Eres un poco callado. ¿Estás asustado? Yo lo estoy igual que tú, aunque también estoy muy emocionada.
—No conozco a nadie, y eso asusta.
—¿A nadie? —La muchacha formó una mueca—. ¿Yo soy "nadie"? ¡Acabamos de presentarnos! Así que no somos desconocidos ahora.
Ella le regaló una sonrisa, Patroclo se la devolvió.
—Sí, lo siento, estaba equivocado.
El moreno volvió su vista una vez más al rubio de la clase, el que parecía no afectarle en absoluto ser nuevo.
—¿Lo conoces?
—No, no, sólo de vista.
—Parece interesarte. Deberías hablarle.
Patroclo negó con la cabeza.
—Estoy bien así.
Aquiles se separó un segundo de su acompañante y buscó a su alrededor. El chico al frente tenía la mirada pesada, pues sentía perfectamente que lo observaba de vez en cuando. Se sentía curioso, quizá lo conocía o quizá miraba a la chica a su lado, cualquiera de las dos significaba algo interesante para él.
—Aquiles, ¿qué miras?
—El chico de enfrente, su piel morena es muy atractiva, ¿no lo crees?
—¿Qué dices? —La chica observaba con espanto—. ¿Por qué hablas así de la piel de otro chico? Algún día te podrían malinterpretar y te meterías en problemas.
—Yo no me refería a...
—No digas nada, cállate ya. Llegó el profesor.
Aquiles estaba avergonzado, tanto que quería cubrir su rostro. Él no intentaba decir nada raro, sólo estaba apreciando el brillo que daba aquel chico. En su lugar, él era muy blanco, casi pálido, y a veces creía que no tenía color alguno, sintiéndose algo monocromático.
En cambio, él tenía un tono más llamativo, su piel morena se veía acaramelada bajo los rayos del sol, eso lo hacía atractivo.
—Me pregunto cuál será tu nombre. —Se susurró.
₊°︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶ ‧₊˚
El resto del día pasó en un abrir y cerrar de ojos. Patroclo sostenía una libreta entre sus manos mientras repasaba en voz alta con Briseida acompañándolo. Curiosamente encontraron demasiadas cosas en común y para el término del día ya parecían viejos amigos. Para Patroclo fue un alivio encontrar a alguien como ella.
—¿No crees que Daniel es un personaje increíble?
—A mí me agrada más Alicia, sinceramente.
—No creí que podría encontrar a alguien con quién hablar sobre libros. —Confesó con una sonrisa—. Deberíamos vernos más a menudo para leer y comentar.
—Me parece perfecto. También podríamos hacer tarea juntos, dos cabezas son mejor que una.
—Gracias, Bri.
—Gracias a ti. Nos vemos mañana, Pat.
Calmadamente se dirigió a la salida, callado y mucho más confiado que en la mañana. No había logrado conocer a muchas personas, pero con aquella chica le había bastado.
Se detuvo cuando encontró una escena curiosa, llamativa y admirable de algún modo: Aquiles había salvado de una caída a una chica y se miraban fijamente en esa extraña posición. Parecía muy dramático, como sacado de un libro de romance estudiantil, pero así lo era. La chica desconocida lo besó en un momento y él le correspondió.
—Cariño, realmente me asusté de caer. Qué suerte que no caímos los dos.
—Tienes que tener más cuidado, ahora todo el mundo tiene la mirada fija en nosotros.
Patroclo miró a su alrededor y a todas las personas que veían la escena expectantes, como un tipo de novela en su estado crítico.
"Realmente ella es su novia".
"Una chica menor es su novia. Quién fuera ella".
"Ya se les había visto antes, pero esto lo confirma".
"Sin duda muchas chicas estarán deprimidas por esto".
Aquiles se veía avergonzado, no quería llamar la atención así. En su lugar, la chica desconocida, ahora apodada "la novia de Aquiles", parecía disfrutarlo completamente mientras se regocijaba en la desilusión de muchas damitas a su alrededor.
—No hay nada que ver aquí, ¿sí?
Patroclo siguió su camino en cuanto la multitud se dispersó. No quería estar presenciando esas escenas tan ridículas.
Aquiles lo observó pasar, ignorando completamente su mirada y su intención por sonreírle. Se preguntó si al "chico caramelo" le gustaba su novia.
—¿Alguien lo conoce?
—Su nombre es Patroclo. —Mencionó una morena—. Es bueno en matemáticas.
Aquiles sonrió ligeramente.
"Pa-tro-clo"; se leyó en sus labios. Era un nombre interesante.
—Áyax, ¿entendiste los ejercicios de matemáticas para mañana? —Aquiles miró a su amigo más cercano, tan competitivo y atractivo como él.
—No, pero ya veré cómo le hago.
—Entonces necesitaremos ayuda. —Sonriente, interrumpió nuevamente a la morena y preguntó con cautela—. ¿Sabes cuál es el número de Patroclo?
—Claro, está en el grupo del salón incluso. Te ayudaré a buscarlo.
—Te lo agradezco.
ESTÁS LEYENDO
Puntos a desfavor [Patroquiles]
FanfictionPatroclo y Aquiles se conocen en preparatoria, dos jóvenes muy diferentes y parecidos a la vez. Después de que uno de ellos comenzara una charla en línea tras un "¿podrías pasarme la tarea de hoy?", comienzan a descubrir sus parecidos tanto en tema...