Ada
- ¿hace cuánto estas despierta? -entro mamá, un poco de mal humor, tal vez tuvo otra de esas noches, sus ojeras reflejaban lo que sus ojos llevaban cargando durante siete meses, una casa vacía y una hija incompetente- desayunemos juntas antes de que te vayas, ¿sí?
- Hace unas cuantas horas, no es como si haya podido dormir.
no es que haya querido ser grosera, pero era un hecho obvio, mi mal humor y mi falta de empatía por mi misma fueron cosas que se habían desarrollado en mi durante los últimos meses, porque mis noches de pesadillas reflejaban lo que yo también había estado cargando durante estos meses, tal vez unos sentimientos más pesados que los de ella, pero por lo visto no iban a irse pronto.
era un hecho obvio, ya no podía dormir bien por las noches, no mentire, mi cabeza era un desastre y yo decidí soltar las riendas de lo que sea que había estado controlando los últimos diecisiete años de mi vida, tal vez no fue la mejor desición, pero, ¿quién podría mostrarme que cosas están bien y cuáles están mal?
acomode un poco mis rizos, seré sincera cada vez que no puedo dormir suelo arreglarlos por la noche, es algo que me ayuda a no pensar en nada y por más tedioso y largo que sea el proceso suelo disfrutarlo, me coloque un suéter manga larga verde y un pantalón jeans largo negro, no era algo que la antigua yo hubiese usado, pero... ¿por qué pensar en eso? hice cosas malas y ya no soy aquella persona, terminé mi rutina cepillando mis dientes y bajando las escaleras con mis zapatillas en las manos.
- Ada, los zapatos van en los pies, no en tus manos - dijo tratando de entablar una conversación - debes dejar de bañarte en la madrugada, vas a resfriarte
- siempre hace calor de noche - su mirada me dio indicios de que diría algo, pero no tenía muchos ánimos de escucharla - aún con el aire acondicionado, si, hace calor.
- el verde te queda lindo, me gusta que uses colores, resaltan tu belleza - dijo con una sonrisa un poco cansada-
todo el tiempo trataba de disimular que no estaba bien, se hundía en trabajo para no tener que estar en casa y mucho menos tener que pensar en nada, pero trataba de parecer decente, solía llevar conjuntos de camisas y pantalones de vestir, todo el tiempo coloridos y los complementaba con bonitos zapatos, supongo que ser abogada de un bufete de abogados prestigiosos no le permitía comportarse como alguien que siente.
- gracias - para este punto había acabado el desayuno que me sirvió y me centre en ponerme mis zapatillas- por cierto Derek vendrá a buscarme, para llevarme al instituto.
- últimamente pasas mucho tiempo con él, ¿por qué no le pides que te ayude a arreglar tu auto?
- ¿que? - sentí como mi expresión se volvía un poco fría, ¿por qué todo el tiempo tiene que mencionar mi auto?, ¿qué clase de obsesión tiene con el?- ¿cuantas veces voy a repetirte que no se le harán modificaciones? y que no lo voy a utilizar.
- ya han pasado unos meses y supuse que era buena idea... o podrías invitar a tus amigos a casa también.
- pueden pasar cincuenta años y la respuesta será la misma.
- Está bien, no tienes que ser tan grosera, por cierto, no me esperes despierta hoy, llegare tarde - dijo en un tono más molesta, resulta que ella toca temas que sabe que no me gustan y la que se enoja es ella...-
- hace mucho tiempo no te espero - le di la espalda mientras colocaba mi plato en el lava vajillas- y mucho menos despierta.
- ¿por qué las cosas no pueden ser como antes Ada? - replicó - ya ni siquiera podemos tener una conversación, ya no me miras a los ojos cuando hablamos.
ESTÁS LEYENDO
100 km/h
Romance"Muchas veces guardar secretos se siente como si alguien te amarra a un ancla justo antes de lanzarte al mar en el cual te vas a hundir hasta que decidas soltar lo que llevas dentro para poder salir a la superficie" así se sentía Ada y a pesar de sa...