Cómo una pintura

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León no tiene mucho que dar.

Un joven que no espera mucho de la vida, solitario y sin una chispa en su ser totalmente apagado. Un triste humano con una vida social tan deplorable como la estudiantil. No era muy inteligente, no en lo que debía serlo. Tampoco le llovía el dinero, asique ¿Qué esperas de él?

Bueno Alex esperaba mucho mas de él de lo que imaginas, por mas imposible que pareciera.

Lo vio por primera vez en la universidad donde trabajaba, ya de por si su edad daba una pista de su no muy favorable situación. Había tomado varios años que creyó que podía pausar mágicamente y ahora en sus veintitrés casi veinticuatro años de existencia había decidido empezar la universidad, ni siquiera se tomo el esfuerzo de pensar seriamente una carrera, tomo la mas codiciada y listo, por mas que no le interesara.

Para Alex, León era un desperdició andante; había gastado en una colegiatura entera en una universidad cara y prestigiosa que apenas y pudo pagar, y ni siquiera mostraba el mínimo interés en las clases, su promedio era apenas pasable. Se había acostumbrado a ver esa cara de póker en cada mañana, aunque era de los pocos alumnos que lo recibían con un "buenos días" de vez en cuando, en un tono seco pero respetuoso. Era un buen chico pero no parecía estar realmente... vivo.

No era nuevo encontrarse a adultos iniciando universidad, como en el caso de León muchos no pudieron hacerlo en su momento por razones de dinero o personales; pero, León, a diferencia de muchos, en serio no quería estar ahí.

Sorprendentemente la única clase a la que le prestaba un poco de atención era la suya, y eso es algo que ni Alex ni los demás maestros pudieron ignorar. Literatura era la única asignatura con un nueve en sus calificaciones, la única que escuchaba con atención y la única que lograba mantenerlo interesado mucho mas que cinco minutos, lo notaba en sus tareas y proyectos cuidadosamente trabajados, por una vez vio algo de vida en ese chico.  

Pero no la suficiente, podía notar perfectamente que algo le faltaba a ese chico.

Muchos pensarían que en la universidad ya no sería necesario que un docente se preocupe por la vida de sus alumnos, siendo ya adultos; pero para Alex era todo lo contrario, debido a su experiencia pensaba que justamente era el momento donde mas apoyo y motivación necesitaban, claro, sin quitarles esa independencia que todo adulto necesitaba. De cualquier modo, sentía que necesitaba hacer algo mas que solo enseñar. Además, había algo en ese chico que le evitaba ignorarlo.

Sin embargo; no puedes ayudar a alguien que no te ha pedido ayuda. Es algo que le costo mucho tiempo entender. León era amable incluso en sus secos rechazos. "No necesito ayuda, gracias. Solo preocúpese por que haga mi trabajo".

Asique, por un tiempo, Alex se rindió. Hasta ese día donde se le ocurrió mostrar una de sus pinturas viejas como demostración en su clase, donde hablaba de las formas de crear arte.  Un tema que le fascinaba, no quería dejar a sus alumnos con solo lo teórico y aburrido de la literatura y el arte en sí.

Ese día León le dio su total y completa atención, su ojos lo miraron con un brillo particular por unos segundos. Alex lo noto y algo en él cosquilleo con emoción.

"Asique esto es".

 Sus trazos, su color, la pasión rebosando en cada pincelada. León lo sentía y lo volvía loco. Por un momento sus labios sonrieron otra vez. Alex sonrió emocionado y con una nueva idea habló;

—¿Quién quiere ver mas pinturas? el arte visual puede que les de algo de motivación para escribir algo mucho mas interesante. Son personales y tiene mi alma en ellas, asique...

Y su ser se emociono de nuevo tan pronto el chico alzó la mano sin dudar, junto con otros cuantos mas. Por fin lo estaba logrando, era obvio que encontró la herramienta perfecta para hacer brillar a ese chico como tanto esperaba.

O eso creyó, ingenuamente.

—Bien, acérquense, recuerden que pueden inspirarse de muchas formas mas, solo busquen que los hace sentir mas —, apoyo sus cuadros sobre su escritorio, León no tardo mucho en colocarse frente de todos y tomar una de las pinturas, la mirada del chico era suave, tomaba el lienzo con delicadeza, como si no quisiera dañarla ni con el más mínimo roce. La observó en silencio y, por un momento, pareció solo irse a otro mundo—, ¿Te gustan, León?

El chico levanto la mirada con lentitud y su mente divago unos segundos en unos pensamientos que no podía descifrar, antes de al fin despertar. Miro la pintura de nuevo y para sorpresa de Alex su mirada se oscureció de nuevo, sus dedos presionaron suavemente los bordes del cuadro y rápidamente lo dejo sobre el escritorio de nuevo. Como una frustración repentina que no lo dejó continuar viendo.

—Son hermosas —respondió, y sin mas volvió a su asiento.

Alex sintió su esperanza derrumbarse, ¿Qué había pasado? Parecía tan lleno de vida por un momento que duro apenas un pestañeo, y eso a Alex le afectó mas de lo que pensaba.

Algo que no lo dejo rendirse en ningún momento. Sin embargo; ya no tuvo la misma atención que ese día. ¿Se estaba entrometiendo demasiado? ¿Estaba mal querer ver a ese chico sonreír una vez mas? Lo cuestionaba sin parar pero aun así no pudo detenerse. Él valoraba mucho mas las sonrisas que no se ven muy seguido.

Lo intento cada día, de todas las maneras posibles, sus alumnos no entendían esa constante insistencia pero nadie lo detuvo de llenar el aula de pinturas y música de vez en cuando. Pero no parecía funcionar.

¡Bueno! quizás algo mas directo sirva.

—Se que mi materia es literatura pero pude notar el interés de muchos en el tema de la pintura, ¿alguno quiere inscribirse en el nuevo curso que dirigiré el próximo mes? 

Y León lo miró con interés una vez mas. Alex no pudo evitar celebrar un poco en silencio.

—Dejaré una lista en el salón, si a alguno le interesa puede anotarse. No se preocupen, no es muy caro.

El maestro no pudo evitar sonreír algo conmovido por la reacción de aquel chico, quien con rapidez se apresuro en sacar su billetera de su bolsillo y empezar a contar su presupuesto.

—Tendrá un costo de $200MXN —aclaró, viendo al chico maldecir en silencio y bajar con decepción la mirada. Rápidamente cambió sus palabras—. ¡100! Quise decir 100.

El chico lo miró con sorpresa y volvió a ver su billetera, esta vez con una mirada esperanzada. Alex suspiro con alivió.

—Muy bien, ¡espero ver a muchos ahí! —exclamó con entusiasmo, aprovechando la atención del chico para guiñarle un ojo en forma de ánimos, este pareció sorprenderse y bajó la mirada enseguida.

Oh, quizás eso fue mucho. 

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⏰ Última actualización: Apr 16 ⏰

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