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𝐓𝐀𝐊𝐄 𝐂𝐀𝐑𝐄 𝐎𝐅 𝐎𝐔𝐑
𝐃𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑 | Nikola Jokić




Niah miró dudosa a su esposo y su pequeña hija de tan solo tres años.

— ¿De verdad puedes cuidarla, Nikola? Está bien si no puedes, puedo salir con las chicas otro día — habló la mujer presente.

Nikola negó repetidamente con la cabeza.

— No, mi amor, yo sí puedo cuidarla, ve al almuerzo con tus amigas — el pívot de los Denver Nuggets casi echó a su esposa de la casa.

— Está bien, si sucede algo, no dudes en llamarme — se despidió la mujer dándole un beso en los labios a Nikola.

Este cerró la puerta y buscó con su mirada a su hija, quien ya no estaba donde la había dejado.

Se apresuró a buscarla en la sala, donde estaba sentada en el sofá.

— Papá, tengo hambre — la niña pequeña hizo un puchero sobándose la barriguita.

Nikola casi palideció; él no sabía cocinar, ni preparar un biberón, hablando mejor, no sabía hacer nada.

Su mente se iluminó; se le ocurrió que invitar a algunos de sus compañeros de equipo podría ser una buena idea.

En media hora, Jamal Murray, Aaron Gordon y Michael Porter Jr. se encontraban entrando a la propiedad del matrimonio Jokić.

— ¿Dónde está la niña más hermosa de este planeta? — apenas Murray vio a la pequeña niña, la cargó y empezó a mimarla.

— ¿Quién es tu tío favorito? — preguntó elevándola en el aire.

— Tío Aaron — señaló al alero presente en la sala.

Murray la miró indignado bajándola y cruzándose de brazos.

— Lo esperé de todos, menos de ti, Chloe — dijo mirando hacia otro lado.

— Papá tengo hambre — volvió a quejarse la niña.

— Por eso los llamé, no sé cocinar, ¿qué puede comer una bebé de tres años? — preguntó a los tres hombres y todos se encogieron de hombros.

Ante la desconcertante situación culinaria, los tres jugadores intercambiaron miradas cómplices y, en un intento de solucionar el problema, se dirigieron a la cocina. Allí, enfrentaron un dilema monumental al encontrarse con utensilios y alimentos que les resultaban totalmente desconocidos.

— ¿Cómo hacemos un biberón? — preguntó Porter Jr., sosteniendo el utensilio como si fuera un artefacto extraño.

— No sé, deberíamos llamar a Niah — sugirió Aaron Gordon, mientras revisaba el contenido del refrigerador en busca de algo comestible.

— No, sé que podemos hacer algo tan básico como prepararle algo de comer a Chloe — intervino Nikola.

Jamal, por su parte, intentó improvisar una papilla con lo que tenía a mano, y el resultado parecía más una obra de arte abstracta que un plato apetitoso.

— ¡Listo, aquí tienes algo para comer, pequeña chef! — anunció Jamal, presentando su creación con una sonrisa de satisfacción.

La niña lo miró con desconfianza, pero tras un momento de vacilación, aceptó probar el extraño plato.

Así como lo había comido, lo escupió limpiando su boca con la manga de su sudadera.

— ¿No te gustó? — preguntó y la niña negó.

— Como si no fuera muy obvio, prácticamente vomitó lo que hiciste, casi la envenenas — Aaron opinó.

— Me rindo, ser chef no es lo mío — Jamal se quitó uno de los delantales de Niah y lo arrojó al mesón de la cocina antes de dirigirse a la sala.

— Chloe, toma — Michael le entregó el biberón a la niña y esta se lo llevó a la boca.

Su rostro se iluminó al ver que la niña se lo estaba tomando.

— Entonces, tienen que aprender del mejor — Porter Jr. se sacudió un polvo imaginario de sus hombros.

— Papá tengo hambre, no tengo sed, quiero comida, no agua — la niña devolvió el biberón.

— No eres el mejor después de todo, amigo — bromeó Nikola, riendo ante la expresión decidida de su hija.

Con las risas resonando en la cocina, decidieron tomar medidas más drásticas y ordenaron comida a domicilio. Mientras esperaban, los jugadores intentaron distraer a Chloe con juegos y travesuras, convirtiendo la tarde en una divertida y caótica aventura doméstica.

Cuando la comida finalmente llegó, la niña devoró su almuerzo con entusiasmo, demostrando que la solución estaba en algo tan simple como pedir comida. Después de comer, llegó la hora del baño y luego la siesta diurna de Chloe, quien fácilmente se quedó dormida.

— Hermano, literalmente solo fueron dos horas, teníamos una simple tarea. Alimentar, bañar y hacer que Chloe durmiera su siesta de la tarde. Casi ni salimos vivos — concluyó Nikola entre risas, viendo a sus compañeros de equipo agotados en el sofá.

Y así, con risas y caos, la jornada de "cuidado de Chloe" con algunos de los jugadores de los Nuggets, llegó a su final.





𝐚𝐲𝐨𝐢𝐭𝐬𝐭𝐚𝐥𝐢   | 𝟐𝟎𝟐𝟒

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