"Temo abrirme y que no lo entiendas. ¿Cómo podría explicar el inmenso dolor que recorre mi cuerpo al notar tu ausencia? Ese momento en el que mis brazos están al descubierto, dejando de sentir la calidez de tu abrazo, ese abrazo que me transmite la seguridad que nadie más puede brindarme.
¿Cómo explicar cuánto mis ojos buscaban conectar con los tuyos y encontrar esa pizca de anhelo que se podía apreciar en las notas de nostalgia que escapaban de tus labios al hablar? O la atención que ponías en mis palabras cuando te contaba por qué estaba estresada. Busco la forma de hablar y me inundan las ganas de llorar. Te tenía cerca, muy cerca, solo quería gritarte esperando que te llegue el mensaje.
¿Debería odiarte? ¿Es momento de soltarte? De mi boca salió lo contrario. '¡Espera! ¿Vas a dejarme?' Ni siquiera me miraste, solo comenzaste a caminar sin mirar atrás. Podría decir que regresaste para llevarme contigo y cumplir con tu promesa, pero no fue así. Te vi alejarte con la misma facilidad con la que llegaste, con tu aire de arrogancia y tu actitud de superioridad."