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10 de enero del 2014

Añasco, Puerto Rico.

—Las vacaciones fueron lo mejor del mundo—dijo la castaña mientras caminaba a la par de su mejor amiga, Valeria.

—Me imagino que las tuyas si, puñeta'. Te fuiste a México y a mí me dejaste aquí sola—dijo la rubia con un puchero en su labio inferior.

—Perdon vale, pero sabes que cada año vamos a ver a mi abuela— dijo la castaña sujetando la mano de su amiga mientras caminaban.

—Lo se. Te extrañe mucho, Any— dijo La chica mientras pasaba uno de sus brazos sobre los hombros de su amiga.

—Yo también—dijo Any, mientras se abrazaban.

Ambas chicas caminaban por la banqueta, mientras platicaban sobre sus vacaciones de invierno. Era muy temprano, alrededor de las 6:00 AM. Todo había regresado a la normalidad, y tenía que retomar las clases.

—Sinceramente, ya extrañaba la escuela, las calles de Añasco, el ambiente...— dijo Anastasia mientras se encaminaba a una gran reja, que al parecer, era la entrada de la escuela.

—¿Incluso a Ramirez?—dijo Valeria, burlándose de su amiga, a la que no le causó ninguna gracia.

—Ja, ja— dijo la castaña, con un tono sarcástico—Claro, sobre todo a ella— dijo mientras rodeaba los ojos.

—Si te soy muuuuuy sincera, Ramírez se está poniendo cada vez mejor— dijo Valeria mientras golpeaba el hombro de su amiga.

—Que tonterías dices, Valeria— dijo Anastacia con el ceńo fruncido y una mueca de disgusto en sus labios.

Era mas que evidente que no le agradaba hablar de la supuesta Ramírez.

—¡Por dios, Any!, Acéptalo. Victoria es muy Atractiva— dijo la rubia mientras movía los hombros de su amiga.

—Victoria es una inútil y egocéntrica— dijo Anastasia, mientras caminaba por los pasillos de la escuela, en busca de su casillero.

—Una inútil guapa—dijo mientras seguía a su amiga— Además, no fue lo que te pregunté. Que odies a Victoria no significa que no puedes admirar el regalo que Afrodita le dió a esa mujer.

—Puede ser guapa, pero es lo único que tiene. Aparté, se aprovecha de eso para utilizar a las personas, principalmente a las chicas.

—Si yo tuviera tanto poder como ella, igualmente lo haría— las castaña la miro con un semblante serio— ¿Que?, Imagínate todos los favores que tendríamos, Cabrona.

—Asi no se hacen las cosas Valeria. María Victoria es una mujer sin límites, ni razonamiento. Solo sabe manipular a su antojo. ¿Si oíste que se beso con 6 chicas la misma noche?— dijo con una cara estupefacción.

—Son solo rumores Any— dijo mientras abría su casillero— Además, es mejor aprovechar ahora que estamos jóvenes para gozar la vida, ¿No?— dijo Valeria sacando unos libros de su casillero.

—Pues yo que se— dijo Any, azotando la puerta de su casillero— Solo se que no quiero encontrarmela, por qué me pondré de muy mal humor.

Ambas chicas se encaminaron al salón de clases, pasando por los angostos pasillos de las instalaciones. Todo iba de maravilla hasta que...

—¡Auch!— exclamó Anastasia, mientras sobaba el lado de su cabeza dónde extrañamente impacto un balón de fútbol.

Mil razones para odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora