Los ojos son la ventana al alma

23 0 0
                                    

Un bosque verde, eso era lo único que veía; tierra mojada, era lo que mi nariz podía percibir. ¿Dónde estaba? Camine por un largo sendero entre árboles y matorrales.

¿Dónde me encontraba? Era un largo camino, sentía que habían pasado horas pero al parecer mis pies no lo notaban.

¿Qué hacía aquí? Nieve empezó a caer, pero no hacia frio todo era muy cálido.

Oscuridad, fue lo único que vi después. La misma pregunta seguía, ¿Dónde estoy?

Sentía como la gravedad hacia su trabajo, caía, caía… Cada vez todo más oscuro se volvía.

Cuando todo se detuvo de repente, solo logre ver dos destellos purpuras, me acerque a ellos. Alguien me observaba, sentía su mirada, ¿Dónde estaba?

Alguien estaba ante mí, no lo lograba reconocerle solo sus ojos podía ver con claridad, eran de un color purpura tan intenso...

-          ¿Dónde estoy?- le pregunte, aunque por raro que parezca mi boca no articulo sonido.

-          Estás conmigo- Fue lo único que escuche. Desperté.

Me desperté de golpe, era la mañana del viernes, transpiraba y mi respiración iba rápido el sueño que había tenido era el más extraño que nunca jamás había visto, fue tan real tan vivo.

Acomode un poco mi cabello, hacia frio me puse mi suéter y asome un poco mi cabeza por la ventana, si que era un poco congelante este ambiente, caían copos de nieve alce la mano uno por uno callo en mi mano, estaba fría, esperaba que estuviera tibia, cálida, solo fue un sueño.

Desayune algo rápido mi madre obviamente me miro extraño, mi hermano solo veía televisión termine, subí y me cambie. Tome mi cámara y salí a vagabundear por ahí tenía todo el día eran apenas las diez de la mañana, había quedado con Austin a las… ¿a qué hora? Perfecto, había olvidado la hora.

Salí por la puerta de mi casa y el viento frio azotó en mi rostro, mi nariz no tardo en ponerse fría y roja al mismo tiempo, estábamos cerca de un monte asique fui para haya. Estaba lleno de nieve, después del encuentro de ayer con Austin me hacía bien estar aquí, donde no podría tener calor, aún estaba sorprendida por el color de sus ojos tan azules, pensaba en sus ojos cuando en mi mente se posó aquel recuerdo…

Alguien estaba ante mí, no lo lograba reconocerle solo sus ojos podía ver con claridad, eran de un color purpura tan intenso...

-          ¿Dónde estoy?- le pregunte, aunque por raro que parezca mi boca no articulo sonido.

-          Estás conmigo- Fue lo único que escuche. Desperté.

¿Que había sido aquello? Sueño más raro que tuve. Seguí caminando cuando sentí un golpe frio en mi cabeza, piernas y brazos, en todo mi cuerpo.

-          ¿Estas bien?- Escuche un grito a lo lejos, sí, me había tropezado de nuevo, debo admitir soy un poco torpe.

Tarde en responder aun no sabía cómo era que había caído. Eso era ya costumbre pero ¿Qué? Esa voz… ¡Rayos! Era el.

-Sí, creo que sí.

-¿Siempre te caes de esa forma?

- Es costumbre, creo.

- Eres algo tonta eh

-¿Cómo?- ¿Me estaba ofendiendo o algo así?- ¿Acaso eso es una pregunta?

- No, más bien era una afirmación- mostro una sonrisa, me hiso sonrojar-

-Pues gracias – ¿¡Que estoy diciendo!?- digo, tu eres el tonto! Soy una dama, debes de ser más respetuoso con una dama.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 27, 2013 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Nieve CalidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora