this love is good, this love is bad, this love is alive
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Vera respiraba agitada con las manos temblorosas, los ojos inyectados en lágrimas. Blas la miraba con una pequeña sonrisa. Vera siempre fue sensible, lloraba por todo, y eso le causaba ternura. Incluso con esa apariencia rebelde que se empeñaba en mostrar, Blas sabía que Vera era lo contrario.
Blas se paró de su cama y se acercó a el pequeño sillón donde estaba Vera.
- ¿Puedo? - preguntó, haciendo referencia a sentarse a su lado. Vera asintió lentamente mirándolo con ojos llorosos.
Vera se sentó derecha, Blas a su lado, con brazos cruzados. Sus rodillas se rozaban y Vera seguía temblando. Había hablado de este tema con Julieta un millón de veces. De lo mucho que se arrepentía de su accionar, de lo mucho que lo extrañaba. Y poder al fin hablarlo con Blas de verdad, no en su cabeza, era surrealista.
Tenían mil cosas para decirle al otro, pero con una mirada ya se entendían.
Vera cruzó el límite trazado por ellos mismos entrelazando sus manos por atrás de la espalda de Blas, en un abrazo, correspondido unos segundos después por un Blas ansioso. Sintieron un calor en sus pechos, uno que no sentían hace mucho. Hacía frío, pero, por un instante, sentían un incendio en su interior.
Amalia, Juani y algunos más que habían quedado merodeando por ahí, asomaron la cabeza por la ventana y al verlos dieron por cumplida la misión. No los iban a interrumpir, pero si pasaron las llaves por abajo la puerta para que abriesen cuando quisiesen, yéndose luego a charlar y boludear en la cabaña de Enzo y Matías.
Blas y Vera seguían abrazados, con la respiración acompasada. Su objetivo ahora era volver a tener la relación de antes, aunque quisiesen aún más. Sabían que eso era lo primordial.
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