★彡 ⁰⁰¹

1.2K 149 36
                                    

El olor repugnante de la basura salía de forma asquerosa del casillero, envases de comida junto varias cosas podridas y repugnante que están acompañadas de un líquido de dudosa procedencia que empezaba a salir por el borde del casillero.

No pudo evitar sentir asco ante la imagen frente a él, retrocedió un poco, para así evitar que aquel líquido cayera a sus zapatos escolares.

─ Mierda, esto es asqueroso ─ susurro, asqueado y molesto, ya que, su nuevo par de zapatos había sido llenado de basura.

En su mochila, empezó a buscar el pequeño paquete de pañuelos desechables que había guardado el día anterior por cualquier percance (agradecía mentalmente haberlo guardado), al encontrarlo, tomo cuatro pañuelos, abriendo los y tomando con asco sus zapatos que se encontraban húmedos y chorreando un líquido. Con su otra mano libre, se tapó su boca y nariz, para así evitar las arcadas y el repugnante olor con el que habían quedado sus zapatos.

¿Que hará ahora con los zapatos?

Debería tirarlos, ¿No? Sí, debería hacer eso, pero había gastado bastante dinero para poder comprar aquel par de zapatos que no era capaz de tirarlos a la basura.

Tenía una batalla mental ahora mismo, entre si tirar los zapatos o llevarlos a su casa y limpiarlos para después volver a usarlos.

─ Debería tirarlos... Mierda, perdí mucho dinero por esto zapatos ─ empezó a lamentarse, viendo con pena y asco sus zapatos nuevos, llenos de porquería y suciedad.

Con asco, se dirigió hasta la salía del establecimiento, tirando los zapatos junto a los pañuelos desechables al bote de basura más cercano. Después de hacer eso, saco otro pañuelo, limpiándose las manos para después hacerlo bolita y tirarlo a la basura.

Volvió de nuevo a los establecimientos, camino hasta llegar a su casillero y ver con asco todo. ¿Como volvería a casa ahora? ¿Como limpiará todo aquello? ¿Por que le ocurre esto a él?

Sus ojos poco a poco empezaban a lagrimear, lágrimas que recorrer sus mejillas hasta caer al suelo. Ahora mismo se siente tan devastado y con un dolor horrible en su corazón.

─ ¿Por que me ocurren estas cosas a mi? ─ con el dorso de su mano trato de limpiarse las lágrimas, evitando que dejarán de salir y manchen su cara, pero las lágrimas parecían no querer detenerse.

─ ¿Joven Hanagaki? ─ aquella voz lo había asustado, provocando un pequeño saltito a su corazón.

Miro a su lado, viendo al guardia del colegio, un hombre que se notaba que ya iba para la tercera edad, un poco encorvado con las manos detrás de su espalda, cabellos ya blancos por sus canas y arrugas visibles por toda su cara. Un señor bastante amable y bondadoso, alguien que aprecia mucho por haberlo ayudado en incontables ocasiones cuando más lo necesitaba.

─ Señor Kimura ─ Takemichi limpio rápidamente sus lágrimas, le dio una sonrisa al señor y una pequeña reverencia.

─ ¿Que haces aquí todavía jovencito? Las clases terminaron hace mucho ─ dijo el señor Kimura, mirando detrás suyo las puertas del lugar, viendo el cielo que ya se estaba tornado de un color rojizo con naranja, lo que explicaba que el sol ya se estaba ocultando por el horizonte. Volvió su vista al joven, esperando alguna explicación de su parte.

Takemichi se puso nervioso, no sabía cómo explicarle al señor Kimura que en realidad, lo habían encerrado en el armario del conserje y tuvo que forzar la puerta para poder salir de ahí.

─ Bueno... Me quedé dormido en la biblioteca, estaba estudiando para un examen y me quedé dormido y no me di cuenta de lo tarde que era ─ soltó una pequeña risa, cerrando el casillero a su lado para que el señor no notase el estado lamentablemente de su casillero.

Esta vida... Se convirtió en un ShoujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora